“Estados Unidos corre el riesgo de tener un presidente ilegítimo. Pero la batalla aún no ha terminado”, aseguró el mandatario saliente, Donald Trump, dando la impresión de no rendirse ante la derrota sufrida en las elecciones del pasado 3 de noviembre y aún después del golpe recibido de la Corte Suprema que barrió con sus últimas esperanzas de revertir los resultados de las urnas.

Pero el drama de las elecciones presidenciales estadounidenses más controvertidas de la historia está llegando a su fin, con el Colegio Electoral listo para elegir oficialmente en las próximas horas al demócrata Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos.

Se trata de un pasaje que en tiempos normales representa poco más que una formalidad, pero que este año asume no solo un alto valor simbólico sino también una relevancia institucional sin precedentes. Y no podía ser de otra manera después de una ofensiva legal de cinco semanas llevada a cabo por la Casa Blanca en un intento clamoroso de derribar el resultado de la votación.

El intento fracasó estrepitosamente, con el exvicepresidente que ahora blinda aquel resultado que debería provenir de las papeletas de 306 grandes votantes frente a los 232 de Trump, como surgió de la jornada electoral del 3 de noviembre.

Si bien la Constitución estadounidense contempla el caso de los ‘votantes infieles’, dado el margen de ventaja de Biden, es difícil pensar en sorpresas inesperadas. Incluso porque los grandes electores de los distintos estados de Estados Unidos son elegidos por los candidatos o sus partidos: entre los nombres más ilustres de esta ronda, el de Bill y Hillary Clinton en el estado de Nueva York y el de Stacey Abrams en Georgia.

En el campo de Trump destaca el de la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, posible candidata republicana en 2024.

Los votos emitidos en cada estado, una vez contados, serán certificados y enviados inmediatamente al presidente del Senado, el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence. Mientras que las tarjetas deberán llegar físicamente a Washington antes del 23 de enero.

El conteo oficial con la proclamación del nuevo presidente y el nuevo vicepresidente se hará en una sesión plenaria del nuevo Congreso el 6 de enero, tres días después de tomar posesión del cargo. En ese punto, todo estará listo para el Día de la Inauguración el 20 de enero, cuando Joe Biden y Kamala Harris presten juramento y asuman el cargo en la Casa Blanca.

En tanto las tensiones políticas en el país permanecen en alerta. En las “marchas por Trump” organizadas por partidarios del presidente saliente en muchas ciudades estadounidenses se han producido enfrentamientos y violencia, incluso en la capital Washington, a dos pasos de la Casa Blanca, donde se han producido heridos y detenciones.

Las fuerzas policiales en muchos casos lograron restablecer el orden con dificultad cuando entraron en contacto con militantes de extrema derecha que se habían infiltrado entre los manifestantes pro Trump y exponentes del grupo Antifa.

Varios los apuñalamientos, mientras en Olimpia, la capital del estado de Washington, también estallaron disparos con un herido y una persona detenida. 

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