El grupo islamista Hamás, que controla la Franja de Gaza y está enzarzado en una guerra contra Israel desde hace más de diez meses, reiteró este miércoles que no asistirá a una nueva ronda de negociaciones para un cese el fuego, que fue convocada por los mediadores para mañana.

“Hamás no será parte de las próximas negociaciones programadas para mañana jueves, ya sea en El Cairo o Doha”, dijo Suhail al Hindi, miembro del buró político de Hamás, al medio Al Arabi Al Jadeed.

La milicia palestina Yihad Islámica, que cerró filas con Hamás en su guerra contra Israel, apoyó la iniciativa.

“La decisión de la resistencia es unificada y no entablaremos negociaciones que permitan a (el primer ministro israelí, Benjamín) Netanyahu ganar tiempo gratis”, indicó un comunicado de la Yihad Islámica, que recalcó que “no tiene otra opción que luchar frente a la intransigencia sionista”.

Estados Unidos, Egipto y Catar, que fungen como mediadores, exigieron el 8 de agosto a Israel y Hamás que “reanuden las discusiones urgentes el jueves 15 de agosto en Doha o El Cairo para cerrar todas las brechas restantes y comenzar la implementación del acuerdo sin más demora”.

Israel accedió y dijo que enviaría una delegación, pero Hamás rechazó participar en nuevas negociaciones y llamó en cambio a acatar lo acordado el pasado 2 de julio, refiriéndose a un borrador que se basa en principios establecidos en mayo por el presidente estadounidense, Joe Biden.

“El movimiento exige un compromiso claro por parte de la ocupación con lo acordado el 2 de julio según las aclaraciones transmitidas por los mediadores, y si esto sucede, el movimiento está listo para entrar en los mecanismos de implementación del acuerdo”, reafirmó hoy Al Hindi.

Netanyahu negó ayer haber incluido más demandas a la propuesta de Biden y acusó a Hamás de haber exigido 29 cambios que Israel se niega a conceder.

Esto sucede mientras Oriente Medio está al borde de una escalada regional, que la comunidad internacional intenta evitar a través de un cese el fuego en Gaza.

Irán y su “Eje de la Resistencia” -integrado por Hamás y la Yihad Islámica en Cisjordania ocupada y Gaza, el grupo chií Hizbulá en Líbano, los rebeldes hutíes en Yemen, la Resistencia Islámica en Irak y otras milicias en Siria- juraron vengar los recientes asesinatos de dos de sus figuras destacadas.

El máximo comandante de Hizbulá, Fuad Shukr, murió en un bombardeo israelí a las afueras de Beirut el 31 de julio; y horas después, el entonces líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, murió en un ataque en Teherán que las autoridades iraníes atribuyen a Israel.

Biden expresó el martes su esperanza de que un alto al fuego en Gaza pueda disuadir a Irán de atacar a Israel, mientras el mediador estadounidense Amos Hochstein aseguró este miércoles en Beirut que una tregua en Gaza ayudaría a frenar la escalada entre Hizbulá e Israel, que ha alcanzado su mayor pico desde la guerra de 2006.

Al Hindi aseguró hoy estar seguro de que “la respuesta del Eje de Resistencia está llegando y las negociaciones (para una tregua) son simplemente una apuesta para ganar tiempo” por parte de Israel.

La guerra estalló el 7 de octubre del año pasado tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 251 secuestrados.

Tras más de 10 meses de escalada, la ofensiva israelí ha dejado en Gaza casi 40.000 muertos -la mayoría niños y mujeres-, más de 90.000 heridos, 10.000 desaparecidos bajo los escombros y 1,9 millones de desplazados que sobreviven en una crisis humanitaria sin precedentes.

Los mediadores han intentado por meses lograr un cese el fuego que permita la entrada masiva de ayuda humanitaria al enclave palestino, así como la liberación de los 111 rehenes que Hamás sigue reteniendo, de los cuales al menos 39 habrían muerto. 

EFE

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