El partido demócrata tomaría una decisión histórica si ahora recurre a la vicepresidenta Kamala Harris para que sea su candidata presidencial, apostando a que una mujer afroamericana puede superar el racismo, el sexismo y sus propios errores para derrotar al republicano Donald Trump.
El presidente Joe Biden, de 81 años, anunció este domingo que puso fin a su campaña para la reelección, pero que seguiría como presidente durante el resto de su mandato. Además, ofreció su apoyo a Harris.
“Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta, y ha sido la mejor decisión que he tomado”, escribió Biden. “Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año”.
La decisión de Biden llega tras semanas de presión por parte de legisladores y donantes demócratas que temían que el presidente carezca de la resistencia mental y física para ganar y gobernar otros cuatro años.
En más de dos siglos de democracia, los votantes estadounidenses sólo han elegido a un presidente afroamericano y nunca a una mujer, un récord que hace que incluso algunos votantes afroamericanos se pregunten si Harris puede romper la barrera más resistente de la política estadounidense.
“¿Su raza y su género serán un problema? Absolutamente”, dijo LaTosha Brown, estratega política y cofundadora de Black Voters Matter Fund.
Harris se enfrentaría a otros grandes retos: si es promovida candidata presidencial, tendría apenas tres meses para hacer campaña y unir al partido y a los donantes en torno a ella. Sin embargo, muchos de sus compañeros están entusiasmados con sus posibilidades.
Harris, de 59 años, es dos décadas más joven que Trump y una de las líderes del partido sobre el derecho al aborto, un tema que resuena entre los votantes más jóvenes y la base progresista de los demócratas. Sus defensores argumentan que ella energizaría a esos votantes, consolidaría el apoyo afroamericano y aportaría agudas habilidades de debate frente al expresidente.
Su candidatura ofrecería un contraste con Trump y su compañero de fórmula vicepresidencial, el senador J.D. Vance, los dos hombres blancos en la candidatura republicana, dijo Brown.
“Para mí, eso refleja el pasado de Estados Unidos. Ella refleja el presente y el futuro de Estados Unidos”, dijo Brown.
Pero a pesar de ganarse elogios en las últimas semanas por su firme defensa de Biden, algunos demócratas siguen preocupados por los tambaleantes dos primeros años de Harris en el cargo, su efímera campaña para la nominación demócrata de 2020 y —quizá, sobre todo— el peso de una larga historia de discriminación racial y de género en Estados Unidos.
No hay una opción segura
En un hipotético cara a cara, Harris y Trump están empatados con un 44% en una encuesta de Reuters/Ipsos del 15 y 16 de julio, realizada inmediatamente después del atentado contra Trump. El republicano aventajaba a Biden por 43% a 41% en el mismo sondeo, aunque la diferencia de dos puntos porcentuales estaba dentro del margen de error de tres puntos porcentuales de la encuesta.
Los índices de aprobación de Harris, aunque bajos, son ligeramente superiores a los de Biden. Según Five Thirty Eight, el 38.6% de los estadounidenses aprueba a Harris, mientras que el 50.4% la desaprueba. Biden tiene un 38.5% de aprobación y un 56.2% de desaprobación.
“Si crees que hay consenso entre las personas que quieren que Joe Biden se vaya en que apoyarán a Kamala —vicepresidenta Harris— te equivocas”, dijo en Instagram la representante Alexandra Ocasio-Cortez, partidaria de Biden. “No hay una opción segura”.
Estados Unidos eligió en 2008 a Barack Obama, el primer y único presidente afroamericano. La única mujer en encabezar una candidatura presidencial de un gran partido, Hillary Clinton, perdió ante Trump en 2016.
Los partidarios de Harris, la primera mujer y la primera persona afroamericana y del sur de Asia en ocupar la vicepresidencia, sostienen que ya ha capeado ataques injustos relacionados con su raza y su género y que está preparada para más.
“Estados Unidos tiene una historia de racismo y sexismo, así que estoy seguro de que eso influirá en esta conversación, influirá en su campaña”, dijo Jamal Simmons, antiguo asesor de Harris.
Hay también otra cara de la moneda: los votantes afroamericanos podrían participar más si Harris es la candidata a la presidencia, y las mujeres, incluyendo algunas que lamentan no haber votado por Clinton en 2016, también la respaldarían.
“También es cierto que se beneficiará de su raza y su género, y que muchos afroamericanos podrían unirse a su candidatura”, dijo.
Harris se beneficia de un mayor reconocimiento que otros líderes demócratas que se han considerado como posibles candidatos presidenciales. El gobernador de California, Gavin Newsom, y la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, son algunos de los nombres de los que se habla en círculos demócratas como posibles sustitutos.
“Aunque tiene defectos y fallos como todo el mundo, los conocemos, por lo que se puede construir una campaña con claridad. Cualquier otro candidato es una incógnita”, dijo Simmons.
Una exlegisladora demócrata, que habló bajo condición de anonimato, dijo que pensaba que Harris “era un riesgo mayor por su historial que por su raza”.
Harris tuvo una alta rotación de personal al comienzo de su vicepresidencia y mostró pocos avances en proteger el derecho al voto y frenar la migración desde América Central.
“Creo que el tema de la raza es sólo un factor agravante”, dijo la exlegisladora.