La entrega de nuevas armas a Ucrania por parte de sus aliados tiene como único objetivo “extender el conflicto lo más lejos posible”.

Lo afirmó hoy el presidente ruso, Vladimir Putin, en una entrevista en horario de máxima audiencia en el principal canal de televisión pública Rossiya-1.

Le habló a Rusia como comandante en el terreno, repartiendo amenazas a Kiev y anunciando ostentosas medidas de seguridad.

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Porque, según líder del Kremlin, el apoyo militar occidental puede, en el mejor de los casos, obstaculizar la ofensiva rusa, pero no derrotarla.

“En mi opinión, todo este clamor sobre nuevas entregas de armas generalmente persigue el único objetivo de prolongar el conflicto armado el mayor tiempo posible”, dijo Putin, quien se mostró relajado y sentado junto al entrevistador tras los últimos rumores de la inteligencia estadounidense sobre su supuesta enfermedad y sospechas sobre la larga mesa utilizada para las entrevistas de alto nivel.

Ni siquiera los lanzacohetes múltiples Himars prometidos por Estados Unidos traerán “ningún cambio fundamental” en el equilibrio militar, explicó, ya que es simplemente un reemplazo de los armamentos “perdidos” en la batalla.

“No hay nada nuevo. De hecho, estos sistemas de lanzacohetes múltiples ya están en servicio en el ejército ucraniano, es decir, hay sistemas similares de producción soviética y rusa como Grad, Smerch, Uragan. El campo de tiro depende de los cohetes usados, en lugar de los sistemas en sí”, dijo el mandatario ruso.

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Agregó que “esto seguirá siendo similar, entre 40 y 70 kilómetros. Incluso la presencia de drones extranjeros no hace ninguna diferencia”.

Sin embargo, si Occidente suministra misiles de largo alcance, advirtió, Rusia tomará nota y atacará estructuras hasta ahora libradas del conflicto.

Mientras amenaza con seguir adelante con el conflicto, Putin se prepara para negociar sobre el trigo.

El próximo miércoles enviará a Turquía a su ministro de Exteriores, Serghei Lavrov, para abrir una mesa de diálogo sobre la exportación de cereales desde los puertos ucranianos -más de 20 millones de toneladas atrapadas en silos- al otro lado del Mar Negro.

Una operación logísticamente compleja, comenzando con el desminado de las aguas, que según Ankara llevaría alrededor de un mes.

En primer lugar, en cualquier caso, será necesario un acuerdo político en Estambul, donde los representantes de Moscú, Kiev y Naciones Unidas podrían reunirse para acordar los pasos sobre el terreno.

“En este momento estamos observando el pánico en Europa por la crisis ruso-ucraniana”, comentó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien se prepara para un nuevo intento de mediación.

Se confirma así como la aguja de la balanza también sobre el futuro de la OTAN, de la que, insistió, Suecia y Finlandia no podrán formar parte hasta que se cumplan las demandas de Ankara de dejar de apoyar a los kurdos. 

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