Omar ben Laden, el hijo de uno de los terroristas más temibles de la historia y fundador de Al-Qaeda, habló en Qatar con el diario The Sun sobre la cruenta relación que tenía con su padre y los traumas que le quedaron de ese vínculo.
El que era el hijo predilecto de Osama ben Laden relevó al medio británico que durante su infancia en Tora Bora (Afganistán), sus queridas mascotas fueron utilizadas para probar armas químicas. También que se le enseñó a disparar un rifle de asalto AK-47 en los campos de entrenamiento de los terroristas.
“Lo vi”, recuerda en diálogo con el periodista Oliver Harvey sobre los horribles experimentos realizados por el secuaz de su padre. “Lo probaron con mis perros y no me gustó… Intento olvidar todos los malos momentos en la medida de lo posible. Es muy difícil. Se sufre todo el tiempo”.
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Omar, de 41 años, que dio la espalda a su padre jihadista antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001, se considera “una víctima más”.
Ahora pinta como una suerte de terapia. Vende sus obras por hasta 8500 libras esterlinas cada una. “Mi tema favorito son las montañas después de haber vivido cinco años en Afganistán”, dice. “Me dan una sensación de seguridad, como si fuera intocable”.
Amor y odio
Omar está casado con Zaina bin Laden –antes conocida como Jane Felix-Browne–, una ex concejala de la parroquia de Moulton, en Cheshire, Inglaterra, con quien vive en Normandía, Francia.
Zaina, una mujer de 67 años que estuvo casada seis veces, describe a Omar como “su alma gemela” y cuenta que el hombre sufre “traumas muy fuertes, estrés y ataques de pánico”, lo que lo llevó a consultar a terapeutas y a que le recetaran medicamentos.
“Omar ama y odia a Osama al mismo tiempo. Lo quiere porque es su padre, pero odia lo que ha hecho”, señala Zaina.
Omar abandonó Afganistán en abril de 2001, apenas cinco meses antes de que Al-Qaeda secuestrara y estrellara cuatro aviones comerciales que viajaban desde el noreste de Estados Unidos a Los Ángeles y San Francisco.
Recordando su última conversación con su padre, reveló: “Me despedí y él me dijo adiós. Ya estaba harto de ese mundo. No se alegró de que me fuera”.
Nunca más volvieron a hablar. Omar estaba en Qatar el 2 de mayo de 2011 cuando se enteró de que los Navy Seals estadounidenses habían asesinado a su padre en un piso franco de Pakistán. No derramó lágrimas por su padre asesinado.
Reconoció el cadáver de su hermano Khalid en las fotos de Internet del recinto asaltado en la ciudad de Abbottabad.