La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido la soledad y el aislamiento social como un problema de salud pública. El organismo compartió la información en julio de 2025, mes en dónde explicó que, aunque afecta a personas de todas las edades; los hombres son el grupo más afectado por este problema.
El organismo sostiene que la soledad y aislamiento social se encuentran vinculados a más de 870 mil muertes al año. Este problema de salud pública tiene un impacto es más grave en los hombres, esto se debe principalmente a diversos factores sociales y culturales que limitan la búsqueda de ayuda.
Reconocimiento de la OMS sobre la soledad
La OMS informó que se estima que 1 de cada 6 personas a nivel mundial se ven afectadas por la soledad, con tasas particularmente altas entre adolescentes y adultos jóvenes, así como en personas de países de renta baja. Esto ha llevado al organismo a poner en marcha una Comisión sobre Conexión Social.
La soledad y el aislamiento social están vinculados con un aumento en el riesgo de muerte prematura (el riesgo de mortalidad aumenta hasta un 32%), así como de sufrir un accidente cerebrovascular, infarto al miocardio, depresión, demencia, y se relaciona con el suicidio. Se calcula que la soledad está relacionada con cientos de miles de muertes al año.
El impacto de la soledad en hombres
Existen factores culturales y sociales que hacen que la soledad tenga implicaciones específicas y a menudo más graves para los hombres, especialmente a medida que envejecen. Se ha observado que, tras la muerte de la cónyuge, los hombres viudos tienen una sobrevida muy corta en comparación con las mujeres.
Aunado a esto, las normas de masculinidad han presionado a los hombres a suprimir sus sentimientos y emociones, dificultando el desarrollo de la habilidad para comunicarlos de forma no violenta y para pedir ayuda. Esto lleva a una deficiente manera de socializar profundamente.
Riesgos de la soledad en hombres
La OMS, ha señalado que el aislamiento social, que puede ser más prevalente o manejado de forma menos eficaz por los hombres, aumenta el riesgo de padecer las enfermedades mencionadas (cardiovasculares, demencia, depresión) y agrava la falta de apoyo en momentos de crisis o cambio de vida.










