Los descubrimientos de vacunas son “luces de esperanza” si están “disponibles para todos”, afirmó hoy el papa Francisco en la bendición Urbi et Orbi, y pidió evitar que “las leyes del mercado y las patentes estén por encima de las leyes de la salud y la humanidad”.

Sobre el tema de las vacunas, el pontífice insistió con que “no podemos dejar que los nacionalismos cerrados nos impidan” ayudar a los más necesitados.

“Necesitamos superar el virus del individualismo radical que nos hace indiferentes a los sufrimientos de nuestros hermanos y hermanas”, amplió.

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Luego, lanzó un llamado a los estados, empresas y organizaciones para “promover la cooperación y no la competencia” para que las vacunas estén disponibles “para todos, especialmente los más vulnerables y los más necesitados” que están “en primer lugar”.

“Ante un desafío que no conoce fronteras, no se pueden levantar barreras. Estamos todos en el mismo barco”, reiteró en su mensaje Urbi et Orbi.

Este especial 25 de diciembre fueron varios los deseos de Navidad del Papa. Su primer deseo: vacunas de protección ante coronavirus para todos. También fraternidad humana y paz para Oriente Medio, cese al fuego para el Cáucaso, freno a conflictos armados en Africa y esperanza para América y Asia.

“Ante tanto sufrimiento, el Niño Jesús nace para todos: abramos nuestro corazón para acogerle”, dijo al impartir la Bendición “a la ciudad y al mundo” desde el Aula de las Bendiciones y no desde el Balcón central de la Basílica Vaticana como tradicionalmente han hecho todos los Papas a lo largo de la historia.

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“Ha nacido un niño” y este Niño, Jesús, ha nacido “para nosotros” pues es el “hijo” que Dios ha dado a toda la familia humana, argumentó.

El Papa explicó que Jesús nació en un establo, pero envuelto en el amor de la Virgen María y san José y al nacer en la carne, el Hijo de Dios consagró el amor familiar y aprovechó para dirigirse a las familias que no pueden reunirse hoy, así como a las que se ven obligadas a quedarse en casa por la pandemia.

“Que la Navidad sea para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegría compartida, fuente de paz para toda la humanidad”, afirmó el papa.

Y llamó a “una fraternidad basada en el amor real, capaz de encontrar al otro que es diferente a mí, de compadecerse de su sufrimiento, de acercarse y de cuidarlo, aunque no sea de mi familia, de mi etnia, de mi religión; es diferente a mí, pero es mi hermano, es mi hermana”.

Otro de los deseos del Papa para esta Navidad 2020 es que este sea el momento propicio “para disolver las tensiones en todo Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental”.

Por eso, ha pedido que el Niño Jesús “cure nuevamente las heridas del amado pueblo de Siria”, que desde hace ya un decenio está exhausto por la guerra y sus consecuencias, agravadas aún más por la pandemia, “que lleve consuelo al pueblo iraquí y a todos los que se han comprometido en el camino de la reconciliación, especialmente a los yazidíes”, que han sido duramente golpeados en los últimos años de guerra, y “que porte paz a Libia” y permita que la nueva fase de negociaciones en curso acabe con todas las formas de hostilidad en el país.

Francisco también ha pedido fraternidad para la tierra que vio nacer al Niño de Belén: “que los israelíes y los palestinos puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo” y que la estrella que iluminó la noche de Navidad sirva de guía y aliento al pueblo del Líbano “para que, en las dificultades que enfrenta, con el apoyo de la Comunidad internacional no pierda la esperanza”.

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