Tras el Ángelus, Francisco recordó hoy la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, llamando a las sociedades a combatir la “triste realidad” de la soledad de los que ya no son jóvenes, porque “el futuro dependerá de cómo se viva juntos”.

No nos acostumbremos al abandono de los ancianos, una realidad que debe combatirse con una alianza entre generaciones. El Papa, tras el rezo del Ángelus, cita hoy la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, este año con el lema “En la vejez no me abandones”, en referencia a un triste fenómeno que afecta a las sociedades actuales y que, indica Francisco, pone en riesgo también el futuro de la humanidad.

El abandono de los ancianos es, en efecto, una triste realidad a la que no debemos acostumbrarnos. Para muchos de ellos, especialmente en estos días de verano, la soledad corre el riesgo de convertirse en una carga difícil de soportar. La Jornada de hoy nos llama a escuchar la voz de los ancianos que dicen: “¡No me abandones!” y a responder: “¡No te abandonaré!”. Fortalezcamos la alianza entre nietos y abuelos, entre jóvenes y mayores. ¡Digamos “no” a la soledad de los mayores! Nuestro futuro depende mucho de cómo abuelos y nietos aprendan a vivir juntos. ¡No olvidemos a los mayores! ¡Y un aplauso a todos los abuelos!

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Al final, el Papa no deja de mencionar que, con ocasión de la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, en Roma, “esta noche tendrá lugar la procesión de Nuestra Señora ‘fiumarola’ por el Tíber”, una ocasión, concluye Francisco, para aprender “de María, nuestra Madre, a practicar el Evangelio en la vida cotidiana”.

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