En menos de seis años de reinado, Felipe VI afronta una segunda crisis relacionada con las actividades de un familiar. Primero fue el Caso Nóos. Ahora son los negocios de Don Juan Carlos y los posibles fondos en paraísos fiscales. Felipe VI rompe vínculos con su padre: dice desconocer cómo obró su padre, se desvincula de los fondos abiertos, renuncia a la herencia de su progenitor y le retira la asignación salarial con la que contaba hasta ahora. La forma de proceder en ambos casos ha sido la misma: romper vínculos. Un intento de cortafuegos para evitar los posibles daños a la institución que comanda.
Este fin de semana, el diario británico The Telegraph informaba de que Felipe VI aparecía como segundo beneficiario de la fundación offshore -Fundación Lucum- que aparece como titular de la cuenta bancaria que recibió la presunta donación de 65 millones de euros de Arabia Saudí a su padre, el rey emérito Juan Carlos I.