Rusia se postula como árbitro entre Turquía y Siria, y de paso en todo Oriente Medio, tras el vacío dejado por la retirada de las tropas de Estados Unidos, con vistas a la reunión que mantendrán el martes los presidentes ruso, Vladímir Putin, y turco, Recep Tayyip Erdogan.

“Por supuesto, es necesario un diálogo entre Turquía y Siria, en el que nosotros también estamos dispuestos a asumir un papel conciliador, impulsando tales contactos”, declaró este lunes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Lavrov, quien destacó que “ambas partes están interesadas en que Rusia contribuya a este proceso”, recordó que el diálogo debe cimentarse en el Pacto de Adana de 1998.

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Dicho acuerdo turco-sirio, que contempla que las tropas turcas pueden penetrar en territorio sirio hasta un máximo de 5 kilómetros, fue suscrito para contener las actividades del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado una organización terrorista por Turquía.

“Si las partes (Turquía y Siria) en el curso de sus contactos consideran necesario y aceptable precisar o modificar dicho acuerdo, será su decisión, y nosotros, desde luego, la respaldaremos”, señaló Lavrov.

Esta postura contrasta con la mantenida por Rusia desde el estallido del conflicto, que consistía en defender contra viento y marea la integridad territorial de Siria, y denunciar la presencia ilegal en territorio del país árabe de tropas estadounidenses y turcas.

Solo en los últimos tiempos Putin se ha mostrado comprensivo con la aspiración turca de garantizar la seguridad de su país en la frontera con Siria e incluso apoyó la creación de una zona de seguridad turco-estadounidense en el noreste del país árabe.

Lavrov subrayó que todas las organizaciones kurdas activas en Siria deben ser legalizadas, de forma que no queden grupos armados ilegales, en alusión a las milicias kurdosirias Unidades de Protección del Pueblo (YPG), una de las principales exigencias turcas.

Por su parte, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, adelantó que Erdogan planteará a Putin la retirada de las milicias kurdas de las ciudades septentrionales de Manbech y Kobani para trazar una zona de seguridad de 440 kilómetros de largo.

Erdogan también dejó clara la importancia de que la reunión con Putin llegue a buen puerto al asegurar que Turquía retomará el martes su ofensiva en el norte de Siria si para entonces no ha terminado la retirada de las milicias kurdas de una franja de 30 kilómetros de profundidad desde su frontera.

“Si respetan el acuerdo, todo está bien. Si no, inmediatamente cuando se hayan cumplido las 120 horas, continuaremos la operación Fuente de Paz donde la dejamos. Daremos seguridad a esta región y nuestra lucha seguirá hasta que el último terrorista sea expulsado”, afirmó Erdogan.

El asesor de Putin, Yuri Ushakov, recordó que para Rusia lo más importante es “la estabilidad a largo plazo de Siria y la región” y que “eso solo es posible con el restablecimiento de la integridad territorial de Siria”.

“Mañana, como es sabido, concluirán las 120 horas… Veremos cómo evoluciona la situación. Partimos de que se tendrán en cuenta los intereses de todas las etnias sirias”, comentó.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió de que, “potencialmente” la tensa situación en el noreste de Siria puede perjudicar el proceso de arreglo político, en particular la primera reunión del comité constitucional sirio a finales de mes.

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, también alertó sobre la posible huida de los más de 12 mil yihadistas encerrados en cárceles vigiladas por los kurdos en el noreste de Siria.

Según los expertos, está en juego no sólo la pacificación de Siria, sino el papel de Putin como nuevo árbitro en Oriente Medio, función que ha ido reforzando en los últimos años, según se debilitaba el rol de Washington en la región.

Putin ha logrado forjar unas relaciones sólidas y pragmáticas con los principales actores de la región, desde Siria hasta Turquía, Israel e Irán, Irak y Jordania, el Líbano y Palestina, a los que ha sumado en los últimos dos años a Arabia Saudí.

“Será una reunión muy importante e interesante”, concluyó Ushakov sobre la nueva cumbre Putin-Erdogan.

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