“Querida mamá, madre y Su Majestad”, así comienza, con la referencia a tres títulos “en uno”, el mensaje de homenaje a Isabel II del príncipe Andrés, su tercer hijo, históricamente considerado el predilecto, pero desbordado en los últimos tiempos por la presunta participación en el escándalo sexual del financista Jeffrey Epstein, lo que lo llevó a la exclusión de los deberes de representante oficial de la dinastía.

En el mensaje, el último que difundió la Corona tras los de los otros tres hijos de la soberana y todos los nietos mayores, el duque de York se dirige directamente a ella y le escribe: “Ha sido un honor y un privilegio atenderte”.

Luego rindió homenaje a la “devoción” de su madre por el país, la Commonwealth y la familia, así como por su “amor y compasión”. “Extrañaré tus consejos y tu humor”, concluyó Andrés, de 62 años, asegurando que seguirá manteniendo el recuerdo de la reina “cerca” de su “corazón”, como “guía” y “ejemplo de sabiduría”.

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En tanto, el rey Carlos III recibió ayer domingo en el Palacio de Buckingham a la primera ministra británica, Liz Truss, en la primera audiencia oficial tras aquella en la que en los últimos días había recibido las condolencias oficiales de Truss tras el fallecimiento de su madre, Isabel II.

La audiencia tuvo lugar en la Sala 1844, una de las habitaciones de mayor importancia simbólica de la residencia real oficial, donde Carlos (que por ahora sigue viviendo con la reina consorte Camila en la cercana Clarence House, su residencia durante muchos años como heredero al trono) llegó a última hora de la mañana en coche, nuevamente aclamado por los aplausos y saludos de la gente agolpada a la entrada, así como por algunos gritos de “Dios salve al Rey”.

El monarca también tiene previstos encuentros con los líderes de los países de la Commonwealth que han llegado a Londres para el solemne funeral de mañana: además de la recepción grupal que ofrecerá a varias decenas de dignatarios extranjeros más tarde junto a Camilla. Los medios señalan cómo la difunta reina Isabel utilizó la sala de 1844 para recibir la visita de numerosos invitados distinguidos a lo largo de los años, durante su reinado, entre los últimos, el expresidente estadounidense Barack Obama y su esposa Michelle.

El más que polémico príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman no estará presente en el funeral de estado de la reina previsto para hoy. Así lo anunciaron los medios británicos citando fuentes no oficiales del Foreign Office.

La llegada del caudillo de Riad para una visita de pésame había sido anunciada días atrás, sin fechas precisas; mientras que luego también salió a relucir la indiscreción de su posible participación en el funeral, participación ahora cancelada. Bin Salman está acusado, entre otras cosas, de haber ordenado el asesinato despiadado del opositor Jamal Khashoggi en 2018. Una acusación que siempre rechazó, pero que los aliados estadounidenses refrendaron en un informe de la CIA.

Por otro lado, de nuevo de fuentes extraoficiales, se ha confirmado el viaje a Londres para el funeral del vicepresidente de China, Wang Qishan Wang, que representará al presidente Xi Jinping, invitado por el gobierno británico pese a las protestas de algunos parlamentarios de la mayoría Tory.

En la noche del sábado para domingo continuaron los súbitos -por cuarta jornada- rindiendo su homenaje a la reina desfilando frente al féretro en la capilla ardiente Westminster, tras hacer filas bajo temperaturas de algo menos de 10 grados C en Londres que se extendieron por hasta casi 13 horas, luego de que el jueves llegaran a picos de 24 horas.

Siguieron, además, las llegadas a la capital británica de jefes de estado, de gobierno y representantes de países de todos continente (alrededor de 500 en total), invitados al solemne funeral Estado de la soberana de 96 años, que se realizará mañana desde las 11 (hora local) en la Abadía de Westminster, antes del entierro privado al Castillo de Windsor.

Los dignatarios VIP fueron recibidos por el rey Carlos III y la reina consorte Camilla en el palacio para una recepción pre funeral, recepción a la que también asistieron los líderes políticos del Reino Unido (empezando por la nueva primera ministra Truss y los miembros mayores de la Familia Real. Quedaron fuera, sin invitación, los duques de Sussex, Harry y Meghan. 

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