En su primer mes como presidente, el izquierdista Gustavo Petro ha dado discursos, enviado mensajes y escrito frases incómodas, con un énfasis en la paz, la economía y los asuntos medioambientales, siendo fiel al político que los colombianos ya conocen y que la región empieza a descubrir.
En estos 31 días, desde la posesión, la palabra más repetida por el mandatario ha sido “la paz total”, que hace referencia a su proyecto de pactar acuerdo que permita que la mayor cantidad de organizaciones armadas ilegales negocien con el Estado su salida del conflicto armado interno.
Hasta el momento, el gobierno anunció la retoma de los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), para lo cual envió al Canciller y al encargado de los temas de paz a La Habana para ofrecerle a los rebeldes la seguridad de retomar las charlas y disculpas a Cuba, por los problemas que le ha generado ser anfitrión de las conversaciones.
También radicó un proyecto de ley en el Legislativo para darle un marco jurídico a su propuesta de pacificación, que el ELN ya puso en tela de juicio, con la advertencia de que no es lo mismo ser rebelde que pertenecer a una organización criminal.
Pero ni con el ELN ni con las bandas criminales, varias de las cuales le han enviado cartas al Ejecutivo manifestando su interés en acogerse a la propuesta de “paz total”, se llegó hasta ahora a una fecha de inicio de diálogos o el anuncio de un cese al fuego, salvo el caso de un grupo disiente de las FARC en el noroeste.
Por ahora queda la orden del ministro de Defensa, Iván Velásquez, de prohibir los bombardeos militares a campamentos de grupos armados ilegales en caso de que se sepa que allí hay menores de edad.
Con y sin bombardeos, y con o sin gestos de paz, el país ha visto que la llegada de Petro a la Casa de Nariño no ha modificado la espiral de violencia, marcada por las luchas intestinas de bandas criminales y el ELN que se viven en varias regiones por el control territorial y de las rentas ilegales.
Según el Instituto de Ideas para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), desde la asunción de Petro al poder, el pasado 7 de agosto, se han registrado 11 masacres que han dejado una estela de 35 víctimas, mientras que nueve líderes sociales y dos excombatientes de las FARC han sido acribillados.
Además del asesinato de siete policías en una pequeña población del departamento del Huila (sur), al parecer a manos de disidentes de las FARC.
Simbólico sí ha resultado la presencia del Jefe de Estado en varias zonas del país, donde nunca antes había llegado un presidente. Allí se le ha visto entre la gente, tomándose fotografías y haciendo propuesta en temas como infraestructura en educación, salud, vías y alcantarillado.
Ese Petro, aún en modo campaña, presentó al Congreso con aviso de urgencia un proyecto de reforma tributaria con el que espera recaudar 25,8 billones de pesos (unos 6.000 millones de dólares) para poner en marcha sus propuestas sociales y cubrir la deuda externa, entre otras.
El proyecto ha sido recibido con cautela y es tema de discusión de varios sectores, principalmente de los industriales, que sienten que además de perder exenciones tendrían que pagar más de lo que ya rentan.
Mas cauto que en campaña, el mandatario se ha dado en explicar que no pretende acabar con el modelo actual de minería y explotación de hidrocarburos, pero sí ha reiterado que es necesario hacer tránsito hacia energías limpias, dado los daños medioambientales.
Hacia afuera, Petro recibió en casa a sus pares de Chile, Gabriel Boric, y España, Pedro Sánchez, y viajó a Lima para revivir la Comunidad Andina de Naciones, escenario desde donde manifestó su necesidad de un cambio en el paradigma antidrogas global.
Frente a ese tema, el presidente y varios de sus ministros se han reunido con delegados de la Casa Blanca, a quienes les han manifestado su interés de hacer algunos giros frente a la lucha antinarcóticos, como introducir cambios a la extradición, que Washington ha escuchado y se ha mantenido inalterable en sus posturas.
Pero donde Petro mostró al político que los colombianos han estado acostumbrados a oír durante años como senador opositor y como exalcalde de Bogotá fue cuando se refirió a las votaciones en el referendo chileno sobre su nueva Constitución, el domingo anterior.
“Revivió Pinochet”, fue la frase que escribió en Twitter, mucho antes de que se conociera el consolidado de la votación en ese país, pero con la derrota como un hecho cierto.
Las críticas llovieron de todos lados al mandatario, que se reveló al exterior como el político impulsivo que los colombianos han visto y escuchado durante años.
Hasta ahora transcurrió el primer mes de un gobierno de cuatro años, tiempo suficiente para que el Jefe de Estado saque adelante sus propuestas de país y se consolide o no como un político de trascendencia regional. Eso se sabrá cuando los hechos superen los discursos. (ANSA).