El planeta vive una de sus épocas más difíciles. No se trata de la política, ni de la economía, se trata de lo más importante en el planeta: la vida del ser humano sobre la Tierra. La vida de las personas, de las familias, de la sociedad, está en grave peligro a causa de un virus sumamente peligroso que conocimos en los primeros meses de este año 2020.

Países poderosos, naciones ricas, estados políticamente avanzados, todos ellos con elevado producto interno bruto y alto desarrollo científico y tecnológico, están siendo sometidos por un coronavirus, el Covid 19, un contagioso mal que recuerda a las terribles plagas de la historia que segaron millones de vidas en siglos pasados.

En menos de tres meses ha muerto mucha gente y están infestados muchísimos más. Y el crecimiento exponencial de los enfermos amenaza con mermar a la población mundial llevando a la tumba a habitantes pobres o ricos, ya sea mujeres u hombres, jóvenes y viejos. Todos estamos expuestos, nadie escapa. La vacuna está en experimentación en China, donde surgió esta enfermedad, en Estados Unidos y en Rusia, fundamentalmente.

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En México el gobierno hace su esfuerzo y este es criticado dentro y fuera por sentirse débil, incompleto y zigzagueante. En estados y municipios las autoridades hacen lo que pueden, con lo poco que tienen. Desafortunadamente, las experiencias internacionales indican la imperiosa necesidad de aislamiento y de seguimiento clínico de los casos descubiertos. La realidad es que las camas disponibles en hospitales y clínicas son insuficientes y el sistema de salud colapsaría si se diera un contagio multitudinario.

Después de semanas de alarma y preocupación general, aún existen personas que no creen que la epidemia los alcance. Gentes que parecen disponer de alguna fuerza sobrenatural o divina, una coraza mágica que les protege de todo daño. Craso error. Ceguera ingenua y actitud irresponsable que ocasionará lágrimas a sus familias y mayor peligro a sus vecinos y conciudadanos.

El día de ayer que Palabras Claras publicó un editorial sobre el tema, y que como siempre, circuló en la página de Facebook del portal, entre los escasos comentarios que se tuvieron, estuvo el de un amigo español (Ignacio Risco) que nos sigue desde Badajoz, ubicado en la Comunidad Autónoma de Extremadura. Por la revelación que hace esta persona, y por la urgida recomendación que emite, creemos prudente incluir el mensaje en este editorial: “Josito (el nombre de un servidor, a la usanza ibérica), paradlo todo, ya!!!! Todavía estáis a tiempo!!!! La inacción del gobierno de España nos ha llevado a el punto en que estamos, esto es horrible!!!! Cerrad las fronteras, cerrad las ciudades y preparad los hospitales!!!!”

Desde luego, corresponde al presidente de México conducir la política de gobierno y la operación del sistema nacional de salud. Se vienen días de guardarse y de reflexión profunda, donde el pueblo tendrá que hacer gala de la fortaleza, la solidaridad y el altruismo. No hay otro camino.

Sin embargo, es prudente y necesario que, desde ahora, la población entera se sensibilice sobre la magnitud del problema en el país y que se esfuerce, dentro de lo posible, por razones de trabajo, en acatar las instrucciones sobre la contención del virus, haciendo el mayor esfuerzo por cumplir con el aislamiento y con las medidas de higiene de carácter preventivo.Seamos conscientes desde este momento. Actuemos con responsabilidad. Nadie más lo hará por nosotros.

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