América será el gran perdedor de la Final de la Liga MX y eso que ni siquiera juega. Sí, ya están eliminados desde el domingo pasado y cayeron de la forma más dolorosa posible: contra su máximo rival, Chivas, en el Azteca y con una ventaja en el marcador que expiró entre la absurda expulsión de Álvaro Fidalgo y el miedo a perder de Fernando Ortiz —sin restarle mérito a un Rebaño que peleó como nunca para ganar el boleto—, y después de haberse sentido ganadores por anticipado.

Durante 118 minutos, Las Águilas estuvieron clasificadas a la Final, pero no pudieron aguantar el resultado y Chivas se quedó con el pase. Si los pupilos de Veljko Paunovic coronan el título en el Estadio Akron, el domingo, el dolor será total para el americanismo: ver cómo el clásico rival es campeón después de haber caído ante ellos. Y, además, representaría el empate en títulos totales a nivel profesional: cada uno tendría trece.

Existen pocas cosas tan gratificantes en el futbol como ser campeón a costa del rival de siempre. Y Chivas, si gana el domingo, lo conseguiría no sólo por haber eliminado al América sino por superar a Atlas, clásico de su ciudad, en Cuartos de Final. En redes sociales, algunas voces han tratado de difundir la idea de que, en estos momentos, se está hablando más de quién será el nuevo entrenador del América y de sus posibles refuerzos para el próximo torneo. Ese ha sido el consuelo que le queda a Las Águilas tras la eliminación.

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Pero la otra opción, que gane Tigres, tampoco es muy optimista para ellos. En caso de que los felinos se consagren campeones, lo harán con tres jugadores que tuvieron un pasado azulcrema, todos formados en Coapa: Sebastián Córdova, Diego Lainez y Diego Reyes. El primero de ellos es el caso más ilustre. Le habían dado todo: admiración, la camiseta ’10’, que es sagrada para el americanismo y, pese a todo, se marchó a Tigres para el Clausura 2022 por la puerta de atrás.

Era el elegido y no duró nada el romance: mientras lo querían convertir en un nuevo referente, él bajó su nivel y mejor se fue. En Tigres tampoco mostró su mejor versión en los primeros torneos, pero en la Liguilla actual su rendimiento ha sido destacado: lleva cinco goles en seis partidos (incluido el repechaje). Cierto sector del americanismo ha clamado que Córdova sea el artífice de la venganza azulcrema, pero quienes así lo piensan —que no son todos, claro está— olvidan que Córdova se rindió en el América, que no quiso lidiar con Santiago Solari y mejor se fue adonde lo iban a arropar incondicionalmente, con Miguel Herrera como entrenador.

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