México vive una de sus épocas más difíciles de su historia reciente. Seguramente la más dura y trágica de los últimos cien años. A los frecuentes problemas económicos de la nación, se sumaron desde hace dos décadas todos los problemas inherentes a la inseguridad pública y a las fallidas luchas contra los cárteles del narcotráfico y demás bandas delincuenciales. Y por si no fuera suficiente, en este año 2020 el mundo trajo la pandemia del coronavirus que ha dejado al país más de 105 mil muertos y 1 millón 113 mil contagios.

La Organización Mundial de la Salud y otras instancias nacionales e internacionales han alertado las complicaciones mayores que puede haber en este país debido a muchas causas externas e internas. Mientras tanto, el gobierno de la república se apresta a gestionar la llegada urgente de las vacunas más adelantadas en su desarrollo. 

Pero en el ánimo de la gente se están dando algunas circunstancias que hacen pensar que la población se está cansando de la sana distancia y las constantes recomendaciones de cuarentena. Y entre los gobernantes, se observa que existe el conflicto de alentar a abrir negocios y comercios para conservar los empleos o de apretar las tuercas a todos para evitar salidas innecesarias y posibilidades de contagio. Dado el choque natural de posiciones encontradas y siempre justificadas, el horizonte cercano no augura cifras de reducción de casos confirmados y decesos. 

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En Veracruz las noticias recientes hablan de grandes acumulaciones de gente sin protección adecuada en sendos eventos masivos en Xico y en Otatitlán, por citar solo dos casos. Pero no hay que ir lejos. En Xalapa y otras zonas metropolitanas es común ver eventos públicos o plazas comerciales, salones de fiestas, cafeterías y antros que en horas tempranas de la noche ya muestran aglomeración de personas que tratan de distraerse y convivir con sus amistades, casi siempre ignorando las medidas de control y contención. 

Estas semanas los rebrotes de COVID-19 se han presentado en varias partes del mundo y en nuestro país. Los veracruzanos habían notado una reducción en las cifras oficiales del sector salud. Pero eso fue algo temporal, los números tienden a crecer, dicen que a niveles de agosto. Han fallecido 5,632 personas y tenemos 39 mil 827 casos confirmados. Se mantienen los focos rojos en los municipios de Veracruz, Xalapa, Coatzacoalcos, Orizaba, Córdoba y Poza Rica. Casi todos los municipios tienen casos de fallecimiento.

Pero lo más crítico es que, si no se da un entendimiento en la sociedad y en las propias familias, las cosas pueden ponerse más lamentables. Será necesario sensibilizarnos como sociedad para que entre todos ayudemos a que este diciembre evitemos mayores riesgos y cuidemos la salud personal y la de nuestros semejantes.

Debemos mantener los empleos de los mexicanos, es cierto, pero fundamentalmente tenemos que encargarnos de nuestra propia existencia. Y si la población no está vacunada, las cifras de muertos y afectados pueden ya estar provocando que este mes de diciembre sea el más triste de nuestra vida. 

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