“Los hombres con disfunción eréctil tienen entre dos y tres veces más riesgo de presentar hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia o infarto de miocardio. Esta es la razón por la que a la disfunción eréctil también se le llama la punta del iceberg de la salud cardiovascular”, artículo para EFEsalud del urólogo Eduardo García Cruz.
Con motivo del mes, noviembre, de la concienciación de la salud masculina, este médico incide en la relación entre disfunción eréctil y salud cardiovascular.
Licenciado en Medicina por la Universidad de Barcelona, especialista en Urología por el Hospital Clínic y doctorado en Medicina por la Universidad de Barcelona, fue responsable de la unidad de Andrología y Medicina Sexual hasta 2022.
Por Eduardo García Cruz, urólogo
La disfunción eréctil afecta a uno de cada 10 hombres menores de 50 años y a uno de cada dos a partir de esa edad. Como consecuencia de ello, las relaciones sexuales se resienten y, a menudo, también la relación de pareja.
En este noviembre, mes de concienciación de la salud masculina, es adecuado hablar sobre cómo los problemas de erección predicen también problemas cardiovasculares.
Los hombres con disfunción eréctil tienen entre 2 y 3 veces más riesgo de presentar hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia o infarto de miocardio. Esta es la razón por la que a la disfunción eréctil también se le llama la punta del iceberg de la salud cardiovascular.
A la inversa, estas enfermedades también aumentan el riesgo de sufrir problemas de erección, sobre todo, por el daño sobre las arterias peneanas, así como por la distorsión de la arquitectura del colágeno en el pene, fenómenos relacionados directamente con la edad y el envejecimiento.
Sin embargo, la vergüenza y los tabús culturales aun provocan que la inmensa mayoría de los hombres no busquen ayuda médica en estos casos. Muchos de ellos consumen fármacos falsificados, prueba inequívoca de que existe voluntad de mejora, pero también de anonimato.
Impacto en la sexualidad
En cuanto al impacto de la disfunción eréctil en la sexualidad del hombre y su pareja, sabemos que los problemas de erección aumentan el riesgo de eyaculación precoz y la disminución del deseo sexual, aspectos que conducen al deterioro de las relaciones sexuales y, ocasionalmente, al deterioro también de la relación de pareja.
Ante esta situación, y como primer paso, debemos identificar la causa que provoca este problema eréctil, un origen que, a menudo, podemos detectar solo a través de la historia clínica y un sencillo análisis de sangre. Tras el diagnóstico, el segundo paso es el tratamiento que debe estar enfocado en tratar la causa individual que provoca el problema.
Las soluciones
Es importante buscar soluciones. En los últimos 30 años hemos pasado de disponer solo de inyecciones y prótesis rígidas a disponer de un amplio abanico de fármacos y, recientemente, de tratamientos regenerativos que mejoran la salud del pene. Los tratamientos han pasado de encaminarse a mejorar la erección independientemente del problema, a atacar la causa específica que está ocasionando el fallo eréctil.
En este contexto, surgen tratamientos regenerativos como la suplementación con testosterona, el plasma rico en plaquetas, las ondas de choque y, recientemente, la radiofrecuencia domiciliaria.
En este sentido, existe una amplia experiencia en el uso de radiofrecuencia en amplios campos de la medicina. En urología específicamente, se utiliza para el tratamiento del dolor pélvico crónico y la disfunción eréctil. Como novedad, existe la posibilidad de aplicar la radiofrecuencia en casa del paciente, evitando que tenga que desplazarse a la consulta médica o al hospital.
A diferencia de otras terapias y tratamientos que exigen numerosas visitas a consulta, la radioterapia domiciliaria permite el anonimato del paciente junto a la comodidad de la autoaplicación en casa.
Los datos científicos de los que disponemos constatan que la radiofrecuencia revierte la alteración del colágeno y optimiza el funcionamiento del pene.
Por tanto, si existe disfunción eréctil, es muy recomendable acudir al médico para descartar posibles enfermedades más graves, pero también para mejorar la calidad de la erección, de las relaciones sexuales y de la intimidad con nuestra pareja.
En este sentido, cada vez disponemos de un mayor arsenal de tratamiento, desde los enfocados a atacar la causa del problema – y no solo mejorar la erección – y que, además pueden realizarse en un entorno más cómodo para el paciente.