El debate presidencial confirmó que una mujer será quien gobierne a México a partir de octubre de este año. A costillas de Claudia Sheinbaum, la candidata Xóchitl Gálvez fortaleció su papel de cabeza y líder de la oposición, desde el momento en que decidió resaltar los graves problemas de corrupción que día tras día hunden a López Obrador y a su 4T.

Ni siquiera Jorge A. Máynez y sus tímidos ataques contra la hidalguense pudieron detener la avalancha que se fue encima de la candidata morenista, que “como momia” escuchaba los reiterados señalamientos contra los hijos de Andrés Manuel, contra la zacatecana Rocío Nahle y Manuel Bartlett, entre otros.  

Sheinbaum se vio acartonada, apanicada y desdibujada, haciendo simples y oportunistas propuestas de mayor reparto de dinero público, asegurando que hay suficiente de dónde tomar recursos para dar viabilidad a esas propuestas que hábilmente le sacaban los moderadores con sus preguntas. 

Xóchitl sacó su experiencia como exsenadora, como exfuncionaria de temas de política social, o como empresaria y creadora de puestos de trabajo. Tuvo datos para contraatacar a sus contendientes. En las instalaciones del INE, se observó una leve sociedad entre el candidato de Movimiento Ciudadano y la pupila del presidente, que al estilo estudiante, presumía constantemente sus irrelevantes premios internacionales en materia de transparencia. También se tuvo la impresión de que Máynez le restó poder y simpatías a Claudia.

Fue tanto su énfasis en esa supuesta transparencia lograda como Jefa de la Ciudad de México, que Sheinbaum casi ni se notaba en el debate, donde Máynez con soltura trató de lucir con sus resultados legislativos y sus propuestas si ganara la presidencia. Ella se veía maniatada, o con una fuerte censura en la boca, o quizá sin tamaños ni autonomía para una tarea como la que carga sobre sus espaldas en esta elección.

Y puede afirmarse que el domingo 7 de abril se inscribió en la historia de México, si se considera que se llevó a cabo un debate entre tres candidatos, de los cuales, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez son mujeres que superan ampliamente en las encuestas a Jorge Álvarez Máynez, el candidato del partido Movimiento Ciudadano que al cierre del día ocupaba el tercer lugar en las preferencias ciudadanas. 

Se confirmó la alta probabilidad de que a partir de octubre próximo el país sea gobernado por una de estas perseverantes señoras, recordándose que será el país con idioma castellano más poblado del mundo que tendrá gobernante mujer este año.

Pero desde antes de este corto periodo de campaña, la población nacional ha estado dividida en dos posicionamientos fundamentales, ambos en busca de una esperanza: el morenismo tiene la esperanza en que su caudillo y guía logre imponer como sucesora a Sheinbaum, para asegurar seis años más en el poder y dar continuidad a los programas asistenciales que son lo que caracterizan a este régimen.

La oposición, por su parte, acaricia la esperanza de cambiar el gobierno y su tipo de dirección, y sobre todo acabar con la serie de circunstancias negativas atribuidas al obradorismo y al partido Morena.

Es una lucha donde el partido oficial y toda su fuerza institucional tratarán de presionar y acabar de derrotar a la población inconforme y que consistentemente cuestiona y desaprueba las políticas y acciones dirigidas desde palacio nacional.

Críticas y cuestionamientos a malos resultados de López Obrador, que tienen que ver con la deficiente seguridad pública, el alza de la criminalidad, la corrupción, la carestía, el desempleo, el rezago y el deterioro de los servicios y prestaciones que el gobierno federal debe proporcionar a la sociedad en su conjunto.

Además de este debate, ocurrirán dos más. Horas antes de que iniciará, se supo que Sheinbaum no acudió al ensayo convocado por el INE, informando su oficina que ella estaba concentrada en su preparación para ese encuentro. Los otros contendientes sí acudieron a esa reunión preparatoria y les fue mejor que a ella en el ejercicio.

Será interesante conocer esta semana las diversas opiniones sobre este ejercicio. También el cambio de estrategias, conforme a los resultados logrados por cada uno de los candidatos. 

Al final del día persisten dos visiones de país: la de continuar con las entregas de recursos públicos como bandera principal, y enfrente, la de reducir la deuda, el déficit, incrementar la recaudación fiscal, cuidar el presupuesto y hacer que el gobierno sea sostenible en lo económico, reduciendo dispendio, obras faraónicas, deuda pública, inseguridad y corrupción burocrática, que sólo constituyen un infame pantano y no una auténtica plataforma de desarrollo.

En el debate presidencial México caminó en busca de la esperanza por mejores tiempos y avances reales y duraderos en beneficio de la población. Las mujeres deben participar más en la política, en la economía y en todas las áreas y sectores, y de manera más señalada y puntual, en la transformación de las instituciones públicas y privadas con apego en la Constitución Política. 

México debe ser un país de hombres y mujeres en igualdad de progreso, de esfuerzos y de decisiones en la vida pública. 

En este primer round se reafirma que Claudia Sheinbaum mimetiza las mentiras, la corrupción y la impunidad del obradorismo, Xóchilt Gálvez la esperanza de un cambio acuerpado por la ciudadanía, mientras que Máynez el cancerbero de la franquicia política de Dante Delgado.

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