El libro autobiográfico del príncipe Enrique saldrá a la venta el próximo martes 10 de enero, aunque ya han trascendido detalles de su contenido, pues algunos ejemplares ya pudieron conseguirse en España. En uno de los capítulos se refiere a su participación en seis misiones durante la guerra en Afganistán, en las que mató a 25 talibanes.
Según revela, a sus víctimas no las veía como “personas”, sino como “piezas de ajedrez sacadas del tablero”. “No puedes matar a alguien si lo ves como persona”, explicó, al tiempo que aclara que él los consideraba “malos tipos eliminados”. En ese sentido, el duque de Sussex insiste en que en “el estruendo y la confusión del combate”, los talibanes eran “malos eliminados antes de que pudieran matar a los buenos”.
“Me propuse, desde el primer día, nunca irme a la cama con alguna duda de si había hecho lo correcto… Si había disparado contra los talibanes y solo contra los talibanes, sin civiles en las cercanías. Quería regresar a Gran Bretaña con todas mis extremidades, pero más que eso quería volver a casa con mi conciencia intacta”, confiesa Enrique.
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Sobre la cantidad de personas que mató, señala que los soldados habitualmente no saben cuántos enemigos eliminan, si bien “en la era de los [helicópteros] Apache y las computadoras portátiles” se puede saber “con exactitud cuántos combatientes enemigos” fueron asesinados. “Me pareció esencial no tener miedo a ese número”, sostiene. Y añade: “Mi número es 25. No es un número que me llene de satisfacción, pero tampoco me avergüenza”.
En el libro, el duque también explica que no tiene cargo de conciencia, porque recuerda el momento en que vio por televisión los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. y cuando se reunió con familiares de las víctimas. A los responsables de aquellos atentados y a sus seguidores no duda en calificarlos de “enemigos de la humanidad” y asegura que combatirlos fue un acto de venganza contra uno de los peores crímenes de la historia.
“Disparamos cuando teníamos que hacerlo, quitar una vida para salvar una vida”, reflexiona, a la vez que sostiene que no estaba en territorio afgano con “pase libre”: “Nuestro trabajo es asegurarnos de que los muchachos estén seguros en el terreno y si eso significa disparar a alguien que les está disparando, entonces lo haremos”.
Por su parte, el alto dirigente talibán Anas Haqqani subrayó que los combatientes asesinados por el duque “tenían familias que esperaban su regreso”. “¡Señor Enrique! Los que mató no eran piezas de ajedrez, eran humanos”, escribió Haqqani en su cuenta de Twitter, agregando que no son muchas las personas que tienen “decencia de revelar su conciencia y confesar sus crímenes de guerra”.
El duque de Sussex prestó servicio en Afganistán dos veces. La primera fue entre 2007 y 2008, cuando fue destinado a la provincia de Helmand como controlador aéreo. Luego, en 2012, cuando ya había aprendido a volar en helicópteros Apache, fue enviado a Camp Bastion con el Cuerpo Aéreo del Ejército. Allí permaneció durante 20 semanas.
La pelea con Guillermo
En otra parte del libro ‘Spare’ que también ha salido a la luz, Enrique habla de la agresión que sufrió en 2019 a manos de su hermano Guillermo, luego de que el heredero al trono llamara “difícil”, “grosera” y “abrasiva” a Meghan Markle.
La discusión sobre la esposa del príncipe Enrique pasó a mayores. “Me agarró por el cuello [de la camisa], desgarrando mi collar, y […] me tumbó al suelo”, recordó sobre el episodio ocurrido en Nottingham Cottage, en el Palacio de Kensington. En particular, acusa a su hermano mayor de actuar como heredero incapaz de entender por qué a él no le gustaba que lo mencionaran como “repuesto”.
La discusión continuó cuando Guillermo avanzó sobre Enrique: “Me llamó por otro nombre y luego se abalanzó sobre mí. Todo pasó tan rápido. Aterricé sobre el cuenco del perro que se rompió bajo mi espalda, con los pedazos clavándose en mí. Permanecí tumbado por un instante, aturdido, y luego me levanté y le dije que se largara”.