Por Marcia Koryna Hernández Hernández.

…enfrentando el aire en todas direcciones.

Jorge Lobillo

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Estás en mis sólidos terrenos, así le escuché decir en uno de sus versos, el terreno de que hablamos es la poesía. Dice Jorge Lobillo que la contemplación crea una inevitable distancia; no quiero contemplar su obra, he logrado estar aquí, en sus sólidos terrenos, fértiles desde su infancia. Escucho su lectura, ordenada y bella construcción, el canto de sus palabras, lleno de simbología, irrumpe con fuerza en mi entendimiento el lenguaje, lo interpreto en la voz de un anís del amanecer, de la plenitud del tiempo, y de la figura de unaespiga de ámbar; lenta inmersión que me invita a realizar un bosquejo de la obra de un gran escritor veracruzano.

Inicio con la extracción de un verso de su poema  “A imagen mía y semejanza” obertura a una presentación audaz y soberana: 

Yo soy mi propio autor. Descubrimiento

y réplica de una sola añoranza.

  Lo que de mí hicieron es invento,

 estallido de esta triste tardanza

El objetivo es apreciar la obra de este poeta. La maestría del poema deriva de la misma poética de la sugerencia; por lo tanto, se trata de persuadir al ausente de la lectura de poesía de la grandeza aún no descubierta ante sus ojos, de la similitud cotidiana percibida bajo el lente oscuro de la lejanía o de lo inmediato; esto es, de la capacidad de apreciación innata, la que viene de un destierro interior, palabras difíciles de discernir; en efecto, sólo el poeta lo hará, y describirá lo que no existe con su  lenguaje fecundo de metáforas, pondrá lo profundo del mar a la vista, la vida en una gota de agua, el universo entero con sus alternancias, ritmos y palpitar en un verso, una estrofa irreverente que apenas pueda bajar por la garganta del sediento o irrigar en las venas del agonizante hombre que sobrevive sin literatura.

Mencionaré brevemente tres puntos (y de los cuales nace mi admiración) en la obra de Jorge Lobillo:

Primero: Poeta que  traduce la sed de otro poeta (Hawad). En su reciente participación como traductor al lado de Philippe Cheron de la obra Caravana de la sed y otros poemas (Editado por laUniversidad Veracruzana), existe una coincidencia entre ambos poetas, de aquí quiero hacer notar dos aristas: 

1) El agua como el origen de la vida; la importancia simbólica de este elemento, notable, en su poema semana marítima, siete versos, en cada uno de ellos el cuestionamiento o sugerencia acompañados de mar

¿Es la brisa soplo para entender la mar?

Lo entiendo, martes de desamor, de desamar.

Y ahora me bautizo miércoles tampoco de mar en el cierre justo de las horas.

Jueves, para saber que no hay regreso a ti, como destino.

¿De mar? Sí. Pero tú, mar…¿dónde?

Hoy, sin embargo, persisto hasta llorarte, mar.

Ésta es la víspera.

2) El hecho de que un poeta pueda traducir la sed de otro (eso es poético). Las coincidencias que no sólo se dan en las figuras o elementos simbólicos, es posible que el entendimiento alcance profundidades existenciales, humanas, filosóficas, aun cuando los individuos sean de diferentes culturas. Con esto quiero decir que el poeta, Jorge Lobillo, posee el pensamiento crítico que le permite ahondar en las intenciones creativas de otro poeta. Esto resulta útil y verdadero en la constatación de un poema bien hecho. Escribe José Gorostiza: “El poeta que conoce de poesía, simplemente la ama. Sabe en dónde está y de dónde se ha ausentado” 

Siguiente punto: Su percepción aplicada a la obra. Entiende que nada nos garantiza que este mundo, con su mar y su tierra, sea nuestro, pero los elementos que nos rodean en la existencia, abrumadora o pacífica, cordial o violenta, construyen las palabras que nos confrontan, nos responden, juzgan y endulzan este corto tiempo que llamamos vida, y más allá, nos retan a inventar el acertijo que la muerte acuña con sus manos. Jorge enfrenta el aire en todas direcciones a través  de ecos emocionales, reflexivos y punzantes, hirientes como la muerte o ardientes como el deseo; adaptables y entendibles en todo tiempo, dicho de otra forma: construye el poema que trasciende, expone el mismo dolor del ayer, el de hoy, del que nunca existió y del que existirá: 

Los Desaparecidos

De pronto, ya no se les ve más.

Tal vez Dios los puso en un lugar de plumas, 

adormecidos,

con la cabeza en filo al Norte.

Tal vez, o levemente

Los ha dejado irse hacia sí mismos,

y son un hoyo oscuro

o, simplemente, un punto.

(publicado en el libro Mutilación del agua, 1981).

Como último punto, la poesía, único lenguaje de comunicación íntima, nunca creada bajo el dominio de las pasiones. Disciplina, oficio, lecturas, viajes, le hacen devolver versos con un valor literario del género más difícil de crear, la poesía. La obra de Jorge Lobillo es desnuda y libre en su lenguaje, de un avasallante orden poético. Escribe Edgar Degas: “Sólo se puede reproducir algo que nos golpeó, es decir, sólo lo esencial”.

Habitación compartida,ejemplo de la esencia que es cernida después de toda experiencia, sea cual fuere su intensidad dolorosa o afectiva 

Caes al interior de mis párpados

-insomnio que crepita bajo techos en ruinas-

y brotas palabras sorpresivamente nuevas.

renaces hoy miércoles,

vestido con camisa sucia

y trabajadas manos y pies cansados

desde Balancán, Tabasco.

Son tus ojos litoral y eje del encuentro,

y se me llena la mirada de aves marinas

transportando este sueño terrenal y vacío.

Y duele en la memoria recordarte

después de una lluvia pasajera

al pie de un cine en un puerto,

porque eres resplandor,

y asombro, y duda, y espera,

en el firme abandono de invitarte a venir

o de inventarte en mi regreso a solas.

Pero habitas en mi cuerpo conmigo,

y yo no soy el que habla: 

eres tú quien me canta.

Marcia Koryna Hernández y el poeta Jorge Lobillo

Para concluir, creo conveniente comentar acerca de las dedicatorias que aparecen en un gran número de sus poemas, como epígrafes, a maestros, amigos, colegas; eslabones que, al igual que él, conforman nuestra cultura literaria: Salvador Díaz Mirón, Alejandra Pizarnik, Efraín Huerta, José Revueltas, Carlos Pellicer, Silvia Sigüenza, Luis Cernuda, César Vallejo, por mencionar algunos. Las relaciones que establece con cada uno de ellos de manera afectiva y literaria, son parte de la riqueza creativa que encontramos en su obra. El anecdotario interminable que se desprende de algunas de éstas convivencias hace de la charla del maestro una delicia poética, de la cual gozo y aprendo. Es así, que comparto este modesto texto como un homenaje a un poeta veracruzano reconocido a nivel internacional; con el propósito de incitar a lecturas futuras y obligadas para las nuevas generaciones, y no sólo me refiero a estudiantes universitarios; es (con mi continua insistencia): bagaje cultural que todo veracruzano debe poseer.

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