Los viejos políticos jarochos cuentan que desde los años juveniles de Dante Delgado, Miguel Ángel Yunes Linares y Fidel Herrera en el PRI, los tres impulsivos y entusiastas alumnos de preparatoria y universidad ya hablaban entre ellos de llegar a convertirse en diputados, en senadores y un día no lejano, incluso alcanzar la gubernatura de Veracruz. 

Décadas después, y haya sido como haya sido, el esforzado trío consiguió los objetivos que se trazaron en aquellas jornadas donde imperaba el esfuerzo y la inteligencia, más que los recursos económicos de sus progenitores. Los tres eran dignos exponentes de la clase media “aspiracionista” que en ese tiempo nadie criticaba.  

Los tres ocuparon la silla principal del palacio de gobierno de su estado: Fidel durante 6 años, Dante pudo serlo en 4 y Miguel sólo en 2. También brillaron en las posiciones principales del partido tricolor, en el congreso y en el gobierno federal, y también hicieron fortuna y pudieron encauzar a su descendencia hacia lo que coloquialmente se conoce como “vivir de la política”. 

Dante fue el primero que conoció las dificultades y ventajas, así como las pérdidas y las ganancias de la oposición, desde la fundación que lideró del partido Convergencia por la Democracia, actualmente Movimiento Ciudadano. Conoció la cárcel gracias a su soberbia y a los rencores de Ernesto Zedillo. Cuando entró a prisión ya habían prescrito los hechos imputados.

Pasaron los años y también Yunes Linares se pasó al PAN, donde siguió brillando y haciendo fortuna. Con los colores azules llegó a la gubernatura y como generoso patriarca, intentó dejársela a su hijo Miguel Ángel Yunes Marquez, a quien de esa loca aventura sólo pudo heredarle el apodo de “chiquiyunes”, el disgusto de la sociedad y el encono de los adversarios.

Pero el destino alcanzó a México en 2018, Andrés Manuel López Obrador se convirtió en Presidente de México. Dante comenzó a operar con doble baraja y a veces en favor de AMLO, como comenzaron a hacerlo muchos priistas, panistas, verdes, petistas y perredistas. Enrique Peña, aún como presidente, fue el primero que se puso como alfombra para que el obradorismo obrara a su gusto, consiguiendo el perdón de sus numerosos pecados. Así surgió el célebre PRIMOR. Varios personajes hicieron lo mismo y así surgió el PRIANISMO. El PRD transparentó su color amarillo y quedó como simple fantasma. 

En el estado, varios de los grandes operadores de Fidel Herrera y los apurados duartistas de calzón zurrado, se pasaron a operar con el obradorismo en favor de Cuitláhuac García (que en las urnas venció a chiquiyunes en 2017, gracias al efecto Peje) y los proyectos políticos subsecuentes, entre ellos el de Rocío Nahle. El propio Javier Herrera Borunda es uno de los socios del exgobernador Manuel Velasco en el Partido Verde, principal cooperante y beneficiario de López Obrador en la 4T.

Parecía que el panismo yunista jugaría con todo en favor de Pepe Yunes en 2024. No ocurrió así y todos conocemos el penoso desenlace para el candidato peroteño. El panismo del estero hacía como que jugaba el 1-2 con el tricolor, pero ahora se comprueba que jugaba para su propia casa. López Obrador criticaba la enorme torre de departamentos y negocios junto al Faro Venustiano Carranza, acusando a los yunes azules de su autorización. Cada visita hacía un mal comentario del tema y comenzaban las acusaciones mediáticas contra los Yunes, que se defendían como podían. Era una hábil pantalla, mientras alguien de palacio negociaba en lo oscuro con los perseguidos Yunes.

En septiembre llegó el plazo fatal de la Reforma al Poder Judicial, que requería de todos los apoyos posibles para alcanzar la mayoría en el Senado de la República. El pasado 10 de septiembre fue el día clave. Un senador de Movimiento Ciudadano no se presentó a la sesión (argumentando un secuestro) y el senador Miguel Ángel Yunes Márquez se presentó, pero a votar en favor de la Reforma, con alegatos infames y despertando el desprecio generalizado de la oposición y de los ofendidos veracruzanos. 

Pero uno de los que inmediatamente ensalzaron “el heroico gesto democrático” de chiquiyunes, fue el poderoso y renovado Andy López Beltrán, nuevo jefazo de MORENA, que puso a Yunes Márquez casi como héroe nacional y, como el jarocho es futurista, hasta podría haberlo colocado como precandidato a la gubernatura en 2030, ahora como perdonado y bien amado morenista azulguinda, aunque Rocío Nahle ya puso distancia mediática.

Los veracruzanos observan que AMLO lleva en su pecho los colores del prian, del PVEM y de MC, portando con el orgullo a tope, que Veracruz entero siente el honor de estar con Obrador.

Y en tanto, en la mansión del estero de Boca del Río se respira tranquilidad y beneplácito por la visión del patriarca y su gozoso y saludable gesto santanero (que recuerda a López de Santa Anna). Y tampoco extrañaría que luego del celebrado diez de Yunes Márquez en el senado, la criticada y “fea” torre de la ciudad de Veracruz, vilipendiada cansinamente por “el mejor presidente de la historia”, ahora se reconozca como la flamante Torre Reforma del Puerto de Veracruz.

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