Algunas hipótesis alarmistas, o directamente catastrofistas, pronostican que la evolución de la inteligencia artificial (IA), conducirá más temprano que tarde a escenarios propios de la ficción científica, como la IAs que lideran ejércitos de máquinas que buscan diezmar y esclavizar a la especie humana, como las de las sagas fílmicas de Terminator y Matrix.

Pero ¿qué posibilidades existen de que la IA tome algún día conciencia de sí misma, escape al control de los seres humanos y comience a decidir y actuar por su propia cuenta volviéndose en contra de sus propios creadores y llegando a representar una amenaza existencial para nuestra civilización? ¿Se trata de especulaciones infundadas o de una posibilidad real?

“Cada vez que enciendo la televisión, la radio o leo un periódico digital o en papel, me encuentro con un grito de alarma en el enfoque que se da a las noticias sobre inteligencia artificial”, señala Rafael Tamames, formador y divulgador experto en transformación digital (https://tamames.com).

“Algunas preocupaciones pueden tener justificación, pero la mayoría son distopías ridículas adornadas de ciencia ficción pueril. Entonces me viene la misma idea a la cabeza: escepticismo”, destaca Tamames fundador de Vivid Vision (https://vividvision.vc), firma especializada en crear empresas emergentes.

El temor a lo nuevo es muy ‘viejo’

Explica que “cada avance tecnológico de los últimos siglos, desde la máquina de vapor hasta internet, ha sido recibido con escepticismo. La gente se preguntaba si el cine mataría al teatro, si la televisión acabaría con la radio, o si internet destruiría el comercio. Pero no ha sucedido nada de eso”.

“Ahora, esas dudas se ciernen sobre la inteligencia artificial, pero a diferencia del pasado, no tendremos que esperar décadas para conocer las respuestas, porque ya están aquí”, enfatiza.

“La IA no solo está creando empleo y revolucionando los negocios, sino que además está democratizando la educación y abriendo un mundo de posibilidades”, destaca Tamames.

Esta tecnología “está transformando el mundo y el mercado laboral a una velocidad sin precedentes, y la sociedad contemporánea se está adaptando a esta nueva realidad que nos influye tanto a nivel personal como empresarial”, según señala.

Tamames explica, en su nuevo libro ‘La inteligencia artificial y tú’, “cómo la IA está creando nuevas oportunidades laborales, ayudando a personalizar la educación y llevando la productividad empresarial a niveles insospechados”.

También derriba los mitos y noticia falsas que circulan en torno a la IA y al futuro que nos espera, actuando como “un bálsamo contra el pesimismo, la incertidumbre y los malos augurios”.

“La IA puede generar cambios profundos en la forma en que trabajamos y vivimos, pero esos cambios no son el apocalipsis tecnológico con el que nos asustan los medios”, advierte.

“Es natural tener miedo. Yo mismo lo sentí. Es comprensible que nos preocupe perder nuestro lugar en este nuevo mundo que evoluciona tan rápido. Pero debemos ver la realidad tal como es, sin mitos ni sensacionalismos”, declara.

El mito de la IA autoconsciente

“La idea de que la inteligencia artificial (IA) podría llegar a tomar conciencia de sí misma es, por ahora, más un debate filosófico y especulativo que una realidad tecnológica demostrable. No hay ninguna evidencia que pueda tomar conciencia propia”, señala Tamames.

“Confundimos comportamientos avanzados, como los de los modelos de IA actuales, con conciencia. Sin embargo, la capacidad de responder preguntas complejas no implica que exista una experiencia interna”, aclara.

El mito de la IA amenazante

“La idea de que IA podría llegar a volverse en contra de los seres humanos, es otro mito infundado”, según Tamames.

Explica que “las IAs actuales son herramientas programadas para realizar tareas específicas, siguiendo instrucciones humanas. No tienen voluntad propia ni la capacidad de desarrollar intenciones hostiles. Cualquier ‘acción negativa’ por parte de una IA sería resultado de errores de diseño, malos datos o mal uso humano”, puntualiza.

“La idea de que la IA se vuelva ‘en contra’ de los humanos como un acto consciente es un mito en las condiciones actuales, ya que las máquinas carecen de voluntad y emociones”, recalca.

El mito de la IA humanizada

“Muchas ideas de ciencia ficción sobre la IA, como las máquinas con emociones humanas genuinas, las conspiraciones contra la humanidad (película Terminator) o la descarga de la conciencia humana a una máquina (serie Black Mirror), son mitos infundados”, según Tamames.

Señala que “la IA actual y futura carece de intenciones, emociones o voluntad propia, ya que sus capacidades se limitan a cumplir objetivos específicos programados por humanos. Aunque puede simular emociones y comportamientos, no tiene una experiencia subjetiva ni conciencia”.

Predicciones con base real

Dejando de lado los mitos y pronósticos apocalípticos, Tamames explica que existen otras “predicciones que podrían hacerse realidad”, ya que “la IA ya supera al ser humano en tareas específicas y podría transformar profundamente el mercado laboral, automatizando trabajos y creando nuevos”.

“También podrían desarrollarse interfaces cerebro-máquina, sistemas autónomos para la guerra, y avances en prótesis o implantes que integren IA con el cuerpo humano. Estas tecnologías, aunque disruptivas, están más basadas en avances tangibles que en especulación futurista”, puntualiza.

El reto de las regulaciones excesivas

Tamames defiende que “la innovación tecnológica prospera con libertad y menos restricciones” y afirma que “un ejemplo claro de esto es EE. UU., donde hay una gran libertad para innovar y diferentes organismos que velan por proteger a las personas, además de un sistema judicial eficiente y rápido”.

“La historia muestra que los avances tecnológicos florecen en ecosistemas donde empresas y desarrolladores tienen espacio para experimentar, como ocurrió con Internet y las ‘startups’ (empresas emergentes) tecnológicas”, apunta.

“La IA tiene el potencial de resolver problemas globales como el cambio climático, la medicina personalizada, la educación accesible o la gestión eficiente de recursos. Sin regulaciones excesivas, los emprendedores pueden actuar con mayor agilidad para aplicarla en estos sectores”, enfatiza.

Tamames se autodefine como “un defensor de la democracia liberal y de los derechos civiles”, pero considera que “todo eso se enmarca dentro de nuestra libertad como individuos”.

“Se está generando un falso debate en el que algunos consideran que una mayor regulación de la IA nos protegerá, pero no es así. Nada nos protege al 100% de nada”, indica.

“Está probado que un entorno de libertad que conecta con una justicia eficiente y rápida consigue fomentar la innovación y la protección a las personas”, concluye Tamames.

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