Xalapa.- “Prrr, Prrr, Prrr”… El sonido de una retroexcavadora recibe a quienes acuden al centro de la Ciudad de las Flores, cuyo alcalde Américo Zúñiga Martínez decidió -apenas un mes antes de las vacaciones- iniciar una obra en la avenida principal donde se ubica su palacio y también, el del gobernador.

En el ambiente se oye la música de un saxofonista con sus mal ejecutadas notas. Más allá, una mujer cantando desentonadamente. Desde algún lugar cercano, el pitido del silbato de un agente de tránsito, retumbado en los oídos de los xalapeños, hartos de acudir al ombligo de la ciudad que se ha convertido en un espectáculo digno de una película de David Lynch.

Antes de siquiera iniciar los trabajos, los empresarios (todos) exigieron al alcalde que frenara las obras; que pasara el periodo vacacional y el regreso a clases, para permitir que la economía no se viera tan afectada. Pero poco o nada entendió el alcalde priista, que ignorando a todos, se empeñó en la obra.

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En el primer día, los comensales de uno de los restaurantes más tradicionales ubicado en el edificio Nachita, se quejaron del polvo y del ruido que no les dejó comer a gusto. Unos minutos después, sumamente molestos abandonaron las mesas ubicadas cerca de los baños.

La plática de este lunes giró en torno a la “mala decisión” del alcalde, quien orgulloso de su gestión, aprovechó para salir del palacio y caminar unos metros, que fueron suficiente para que cientos de ciudadanos le reclamaran estas decisiones y otras, ya usuales en su Gobierno.

Los dos carriles que sirven para desahogar la carga vehicular, no dan abasto, y en las horas pico, la fila de automóviles genera un alto estrés en sus conductores.

Cuatro meses durará la obra, según el alcalde, y desde ahora la afectación a los comercios es visible, pues algunos lucieron vacíos ante la contaminación auditiva y del ambiente que han secuestrado al primer cuadro de la ciudad.

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