En las últimas semanas, los científicos han alertado sobre las nuevas variantes del coronavirus que traen consigo una serie de ligeras mutaciones, algunas de las cuales, al parecer, hacen que las vacunas sean menos efectivas.

Sin embargo, estos pequeños cambios genéticos no son lo único que está preocupando a los especialistas. El nuevo coronavirus tiene una predisposición a combinar grandes fragmentos de su genoma cuando se replica. A diferencia de las mutaciones pequeñas, que son como errores tipográficos que aparecen en la secuencia, el fenómeno al que se le denomina recombinación es algo así como un error grave al copiar y pegar en el que se rescribe toda la segunda parte de una oración con una versión un poco distinta.

En una oleada de nuevos estudios, se plantea la posibilidad de que la recombinación le facilite al virus transformarse de tal modo que se vuelve más peligroso. Pero a la larga, es probable que este mecanismo biológico tenga un aspecto positivo que ayude a los científicos a encontrar medicamentos que puedan frenar en seco al virus.

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“No hay duda de que se trata de una recombinación”, señaló Nels Elde, un genetista evolutivo de la Universidad de Utah. “Y, de hecho, tal vez está un poco subestimada y podría estar participando incluso en la aparición de algunas de las nuevas variantes que nos preocupan”.

Las mutaciones del coronavirus de las que ha escuchado la mayoría de la gente, como las de la variante B.1.351 detectada en Sudáfrica, son cambios en una sola “letra” de la larga secuencia del virus, o ARN. Debido a que el virus posee un sistema eficiente para corregir su código de ARN, estas pequeñas mutaciones son relativamente raras.

En cambio, en los coronavirus abunda la recombinación.

En fechas recientes, los investigadores del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, encabezados por el especialista en virus Mark Denison, estudiaron cómo se dan los errores durante la replicación en tres coronavirus, incluyendo el SARS-CoV-2, causante del COVID. El equipo descubrió que los tres virus mostraban una “amplia” recombinación cuando se replicaban por separado en el laboratorio.

A los científicos les preocupa que la recombinación pueda hacer más fácil que diferentes variantes del coronavirus se combinen para producir versiones más peligrosas dentro del organismo humano. Por ejemplo, la variante B.1.1.7, detectada por primera vez en el Reino Unido, presentaba más de una docena de mutaciones que al parecer surgían de manera repentina.

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