La muerte de Debanhi Escobar, una joven de 18 años que estuvo desaparecida durante 13 días, provocó una conmoción en México que se ha transformado en una crisis política para el Gobierno del estado de Nuevo León y en un espectáculo para medios que cubren cada mínimo detalle del caso, que difunden versiones no confirmadas plagadas de especulaciones y que en algunos casos tratan de culpar a la víctima y a sus familiares de la tragedia.

Desde que el cuerpo de la estudiante de Derecho fue encontrado tirado en una cisterna hace una semana, se emitieron entrevistas sensacionalistas con su padre, sus amigas y el chofer que la trasladó e incluso declaraciones de videntes; se difundieron varios videos de la última noche en la que se le vio con vida y se ratificó la desconfianza hacia las autoridades en un país en el que cada día, en promedio, son asesinadas 10 mujeres, y en el que hay 24.704 desaparecidas.

No todos los casos logran la visibilidad mediática que ha tenido Escobar, y que se debe, en parte, a que la viralización de su última foto con vida, parada, sola, de noche, al lado de una carretera, se convirtió en un símbolo del desamparo en el que viven las mujeres en México ante los imparables feminicidios y otras violencias machistas.

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Escobar desapareció el 8 de abril después de salir de fiesta con sus amigas en el municipio de Escobedo, en Nuevo León, un estado del norte del país. De inmediato, la presión por encontrarla se centró en el Gobierno encabezado por Samuel García, un político centroizquierdista de 34 años que asumió en octubre y que ahora enfrenta una grave crisis de popularidad, con protestas masivas y reclamos para que renueve al gabinete de Seguridad.

En su defensa, el gobernador ha argumentado que la Fiscalía General de Nuevo León, que es independiente del Poder Ejecutivo, fue la principal responsable de una búsqueda que estuvo colmada de irregularidades y por la que ya fueron despedidos los titulares de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas y de la Fiscalía Antisecuestros.

La investigación continúa envuelta en el caos y, sobre todo, la desconfianza, ya que una de sus principales líneas apunta a que Debanhi murió al caer en la cisterna.

Por el contrario, dados los antecedentes de otros casos, parte de la sociedad está convencida de que a la joven la mataron.

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En cuanto se confirmó que el cuerpo encontrado era el de Debanhi, varios portales y canales aseguraron que Mhoni Vidente, una astróloga mediática, había pronosticado las condiciones del hallazgo. Con el mismo afán protagónico, la actriz Samadhi Zendejas afirmó que había recibido un mensaje en sus redes sociales en el que la joven le pedía que abriera su propio canal de Youtube.

Ambos casos desataron una oleada de críticas por usar la tragedia y por la insensibilidad mostrada ante el padre y la madre de Debanhi, que están en pleno duelo y peleando por saber qué le pasó a su hija.

Para mayor indignación, el sábado pasado, mientras se realizaba una misa por Debanhi, un hombre llamado Omar Tamez se presentó ante los padres y les dijo que era delegado de la Comisión Internacional de Derechos Humanos y que podía ayudarlos a pedir una segunda autopsia y a lograr justicia. Incluso declaró ante los medios que la joven había sufrido abuso sexual, lo que es mentira.

Ese mismo día, la Comisión Estatal de Derechos Humanos advirtió que esa organización era desconocida, sin representación alguna ni capacidad de gestión, y que solo quería aprovecharse de los familiares de la víctima para pedirles dinero y cometer un fraude.

La controversia hacia el papel de gran parte de la prensa se intensificó luego de una entrevista que la periodista María Julia Lafuente le realizó a Mario Escobar, el padre de Debanhi. Sin empatía alguna, más bien con morbo, la comunicadora preguntó detalles sobre la vida privada de la joven, si salía o si iba a fiestas sin permiso, y le pidió que aclarara si era el padre biológico, como si todo eso hubiera tenido que ver con su desaparición.

Las especulaciones, que son replicadas tanto en la prensa como en las redes sociales, se incentivaron gracias a la amplia difusión de videos de la última noche con vida de la víctima, ya fuera en el último auto que abordó, corriendo afuera de una discoteca, caminando en los alrededores de un hotel y de una empresa de transporte y cruzando una avenida.

Versiones

Algunos de esos videos fueron presentados la víspera por el vicefiscal del Ministerio Público de Nuevo León, Luis Enrique Orozco Suárez, quien aseguró que demostraban que nadie seguía a la joven, ya que en todo momento se le ve sola. Aunque aclaró que no se ha cerrado ninguna línea de investigación, estos datos refuerzan la versión de que Debanhi murió por accidente.

En el mismo sentido declaró el coordinador del Servicio Médico Forense, Eduardo Villagómez Jasso, quien afirmó que, de acuerdo con los datos de la autopsia, la joven cayó viva a la cisterna y se levantó pero ya no pudo salir; y no murió ahogada porque el agua solo alcanzaba los 90 centímetros.

Sin embargo, el fiscal general de Nuevo León, Gustavo Adolfo Guerrero, explicó que no se puede descartar la posibilidad de que una o varias personas la hayan metido ya muerta a la cisterna. Es la tesis que creen los familiares, ya que el padre afirma que en los videos se ve claramente que el chofer que llevó a su hija a su último destino intenta tocarle los pechos, por lo que ella se baja y se acerca a un hotel a pedir ayuda.

El conductor se llama Juan David Cuéllar y ya se defendió mediáticamente. En una entrevista con TV Azteca, explicó que trabaja en una aplicación y que, la noche de la desaparición, llevó a Debanhi y a sus amigas a varios lugares pero en ningún momento intentó abusar de la joven.

“Quiero que todos sepan la verdad, el señor hace una acusación grave, me acusa de acoso y en ningún momento la acosé, dice muchas cosas pero él no estuvo ahí, no conoce la verdad”, afirmó.

Ivonne y Sara, las dos amigas que estaban con Debanhi poco antes de su desaparición, también decidieron hablar ante los medios. En una nota con Televisa, explicaron que esa noche fueron a varias fiestas en distintos lugares. Cada vez que se iban, llamaban a Cuéllar para que las llevara porque era su “taxista de confianza”.

Las jóvenes contaron que Debanhi había bebido alcohol, que estaba “necia”, “sin control”, y discutía con ellas, que mordió y golpeó a otro chico y salió corriendo de la última fiesta. Finalmente, cuando llegó el chofer, el plan era irse juntas pero la joven decidió partir sola.

Más tarde, Cuéllar las llamó y les dijo que Debanhi se había bajado después de portarse de manera agresiva con él y que estaba sola, por lo que era mejor llamar a su familia para que fueran a buscarla.

Pero nadie más volvió a verla con vida.

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