Si bien los subsidios a la gasolina mitigan las presiones inflacionarias, el gobierno de Claudia Sheinbaum debe evaluar la vigencia de esta política, ya que podría aumentar las ya elevadas presiones al gasto público, de acuerdo con Citibanamex.

El área de análisis económico del grupo financiero recordó en un reporte que los llamados estímulos fiscales a la compra combustibles a partir de 2022 implicó que el Estado renunciara a cierta recaudación del IEPS.

Apuntó que los subsidios a las gasolinas fueron eficaces en el sexenio de López Obrador porque absorbieron los choques externos de los precios internacionales del petróleo.

Indicó que en pesos constantes de 2024, entre enero y agosto el precio de la gasolina de bajo octanaje promedió los 16.9 pesos por litro, la de alto octanaje 18.1, y el diésel 18.2, cifras que se comparan con los promedios de 17.8, 19.3 y 18.9 pesos por litro observados en 2018, respectivamente.

Señaló que la inflación acumulada de los combustibles Magna y Premium durante el sexenio de AMLO fue de 22% y 23%, respectivamente, por debajo de la inflación general acumulada de 32%.

“En ese sentido el gobierno de AMLO sí cumplió su promesa de que el precio de la gasolina no subiría en términos reales por encima de su nivel de diciembre de 2018”, apuntó.

Citibanamex destacó que si bien los subsidios a las gasolinas son sostenibles fiscalmente, no son una política adecuada frente a las necesidades de una mayor recaudación.

Expuso que en el acumulado de enero a agosto, el gasto público creció 9.4% a tasa anual y ha mantenido un ritmo de crecimiento no observado al menos desde 2008, cuando la política fiscal se usó como herramienta contracíclica para afrontar la crisis financiera global de ese año.

Además, anticipó que el déficit público ampliado (RFSP) alcanzará un máximo histórico de 6.2% durante 2024, y que disminuirá moderadamente en 2025 a 4.9% del PIB.

“Por lo que las necesidades de mayor recaudación para mantener la deuda pública constante presionarán al gobierno para mantener bajo el estímulo fiscal a los combustibles en lo que resta del año, o incluso optar por eliminarlo temporalmente”, previó.

Sostuvo que la inercia del gasto público, tanto por temas demográficos como por compromisos políticos adquiridos, vuelve poco factible la propuesta de Hacienda de una reducción de 3 puntos porcentuales en el déficit fiscal para el próximo año.

Estimó que en un escenario “mínimo asequible” el gasto público en 2025 sería al menos un punto porcentual del PIB mayor que el proyectado por Hacienda.

“Además, llevar a cabo un ajuste al gasto de esa magnitud acentuaría la

desaceleración económica prevista, probablemente transformándola en una recesión”, consideró.

Citibanamex expresó que si bien los estímulos fiscales mitigan las presiones inflacionarias, se debe evaluar si ese es el uso óptimo de esos recursos, dado que en la práctica funcionan como un subsidio a los combustibles fósiles (habría que pensar más bien en subir el impuesto) y el consumo de estos energéticos se concentra en las familias de los deciles de más altos ingresos.

Añadió que existen otras necesidades y compromisos de gasto público y se requiere mejorar la postura fiscal.

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