“Los resultados son palpables” dijo el viernes pasado Tanya Carola Viveros, la novel presidenta del congreso veracruzano, cuando recibió el texto del sexto informe de gobierno de Cuitláhuac García. Sin necesidad alguna, sin el mínimo rubor y con calificativos excesivos para una gestión grisácea e irresponsable, la flamante y orgullosa jefa del poder legislativo estatal demostró que se siente muy cómoda con la cobija de la mediocridad que cubrió a un equipo de funcionarios que nunca funcionó en Veracruz.
Los veracruzanos deberán estar muy atentos con esta legisladora con carrera universitaria trunca, pero que sabe atender con mucha ligereza la carrera legislativa que inicia y que demostró con aprobaciones instantáneas en su fugaz paso por el senado y que continúa en el congreso estatal, donde como cotorrita en rama ya soltó su cátedra personal sobre “gobiernos neoliberales”.
La población estatal conoce de sobra las ineficiencias e irresponsabilidades de Cuitláhuac y sus principales socios en el gobierno que concluye. La violencia e impunidad crecientes, la escasa obra pública, la corrupción estilo Eleazar y el exceso de festivales distractores y sumamente costosos para ocultar el enriquecimiento familiar del Clan Atanasio, donde hasta el más chimuelo mascó tuercas.
Quizá este ambicioso clan xalapeño haya sido el que, a través de Tonatiuh García, el primer cineasta del segundo piso de la transformación y violín gobernante de la Sala Tlaqná, se le ocurrió la monumental idea de llevar a la Sinfónica de Xalapa al acto (¿masivo o superexclusivo?) del Palacio Legislativo el primero de diciembre, donde tomará protesta la gobernadora Rocío Nahle.
Esta ocurrencia pinta a una atroz imbecilidad que ha causado risa aunque también malos augurios. Si esto que circula hasta con un oficio de la UV es cierto y aprobado por la señora Nahle, sólo faltaría enterarse de que ya ensayan La marcha de Zacatecas.
Para qué ensuciar la Toma de Protesta de la primera mujer gobernadora de Veracruz con los calificativos excesivos de Tanya Carola a un gobierno malo que ya se va al ostracismo y a pagar las cuentas pendientes, y por otro lado, para qué provocar y molestar a los músicos de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, cuando bien se podría invitar a Los Superlamas o a la Orquesta Universitaria de Música Popular, agrupaciones que agradarían más al público que gusta acudir a los actos políticos.
Ojalá y la ingeniera Rocío Nahle comenzara a poner orden y dar los manotazos que tanta falta hacen en los grupos guindas que no encuentran acomodo y en las cúpulas del palacio de gobierno y del partido oficial.
La sociedad veracruzana quiere resultados y no más rollos, circos y costosos despropósitos. Veracruz merece un gobierno serio y eficaz.