La posibilidad de que los restos de Dante Alighieri hubiesen sido trasladados a Buenos Aires para que descansaran en el Palacio Barolo, construido a modo de homenaje a ‘La Divina Comedia’ en los años 20 del siglo pasado, es el eje en el que se centra la novela ‘La otra orilla‘, en la que el escritor español Miguel Barrero cruza la frontera difusa entre realidad y ficción.
La magia del Barolo, el rascacielos más alto de Iberoamérica durante varias décadas del siglo pasado, ubicado en la avenida de Mayo, fascinó a Barrero (Oviedo, 1980) y le inspiró un relato que cuestiona las identidades en una trama que cabalga entre el thriller y el misterio y que descubre el “legado oculto” de la migración italiana en Argentina y Uruguay.
El autor explica en una entrevista con EFE que realidad y ficción conviven en un espacio nebuloso en el que una y otra se alimentan mutuamente y permiten que cada uno construya sus propias percepciones.
Cuando el escritor y periodista llegó a Buenos Aires en un viaje por Paraguay, Uruguay y Argentina pensó en encontrarse con Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni o Julio Cortázar, pero, en cambio, descubrió a Dante Alighieri.
Fue el programador de cine Fran Gallo quien lo llevó a conocer un edificio art decó con reminiscencias del gótico y de la cultura islámica diseñado por el arquitecto italiano Mario Palanti por pedido del industrial textil Luis Barolo, inaugurado en 1923, y le contó una historia poco conocida por los propios argentinos, la relación entre ese Palacio y ‘La Divina Comedia’.
“Entrar al vestíbulo fue como entrar a una iglesia gótica, luego subimos algunos pisos y descubrí que cada uno de ellos se inspira en los círculos que Dante narra en ‘La Divina Comedia’”, recuerda.
Según relata, en aquellos años, Europa vivía una etapa convulsa y la comunidad italiana de Buenos Aires temía por la pérdida de las señas de identidad de su patria, por lo que un grupo migrantes acaudalados financiaron la construcción del palacio para rescatar lo que consideraban el más alto exponente de su cultura: Dante y su obra maestra.
El autor de ‘La otra orilla’ (Galaxia Gutemberg), título polisémico que hace referencia a las dos orillas del Río de la Plata, las del Atlántico y las de los mundos real e imaginario de ‘La Divina Comedia’, narra que recorriendo el edificio, construido con la intención de ser un mausoleo, pensó: “Y si de verdad Dante estuviera enterrado en este lugar que emana un clima de solemnidad inexplicable”.
Comenta que se sabe que a mediados del siglo pasado Palanti viajó a Italia con la intención de trasladar los restos de Dante a Buenos Aires, para lo cual ordenó construir una urna funeraria, pero se desconoce si en su interior albergaba algún contenido a su llegada a Buenos Aires, un enigma que Barrero intentó resolver con literatura.
Como hipótesis literaria la historia “es muy jugosa” y no solo es “verosímil, sino que incluso no es improbable”, porque en aquellos años la comunidad italiana en Sudamérica tenía los recursos económicos necesarios.
En un paseo por los jardines del barrio de Palermo, acompañado por el escritor Eduardo Goldman, Barrero se encontró con una estatua de Dante con una placa con la leyenda ‘Latium’, que, al parecer, era una logia formada por intelectuales para difundir la cultura italiana.
El autor intentó investigar la relación que pudiera haber entre ‘Latium’ y la construcción del Palacio Barolo en Buenos Aires y del Palacio Salvo en Montevideo, ambos diseñados por Palanti, pero solo encontró un sello editorial con ese nombre en la traducción que hizo el que fuera presidente de Argentina y fundador del diario La Nación, Bartolomé Mitre.
Es precisamente en las actividades de ‘Latium’ donde se concentra la mayor parte de la ficción de ‘La otra orilla’.
EFE