Las condiciones meteorológicas extremas están afectando significativamente a América del Sur, una región que ya enfrenta las consecuencias del calentamiento global, según un informe publicado este lunes por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

Durante el último mes se han registrado desastrosos aludes de barro en Brasil, sequías e incendios en Argentina y severas inundaciones en la región del Amazonas.

El informe señala que el cambio climático está alterando la intensidad y la frecuencia de eventos meteorológicos extremos como El Niño y La Niña, que son ciclos de calentamiento y enfriamiento de partes del océano Pacífico que modifican los patrones del clima alrededor del planeta.

Además, ante el aumento de dificultades para predecir estos eventos, también se han incrementado los daños que causan, reza el documento citado por AP.

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Desastres naturales

Según los expertos, el mayor efecto de estos cambios lo está experimentando América del Sur. El río Paraná, que pasa por tres países del continente registra el menor nivel de agua desde 1944 y desde enero pasado, sus alrededores han sido el paisaje de severos incendios.

Además, el desbordamiento de dos ríos en la selva brasileña esta semana dejó la mayor parte de la ciudad de Jordao inundada y miles de damnificados.

El pasado 15 de febrero, las fuertes lluvias que cayeron en tan solo unas horas en la ciudad brasileña de Petrópolis superaron el promedio previsto para todo el mes. Las precipitaciones ocasionaron inundaciones de calles y deslizamientos de tierra, que se cobraron la vida de más de 200 personas y más de 1.000 quedaron sin hogar.

El informe indica que los cambios en la frecuencia y magnitud de precipitaciones junto con las temperaturas extremas están produciendo un impacto en la producción agrícola y, por consecuencia, en la seguridad alimenticia de América Central y del Sur.

Importancia de la selva

En el informe se subraya el importante papel de la selva a la hora de estabilizar los climas locales y reducir el calentamiento global.

La selva amazónica almacena entre 150.000 y 200.000 millones de toneladas de carbono en la vegetación y el suelo, señala el climatólogo brasileño Carlos Nobre. “Si se pierde la selva, este dióxido de carbono, un importante gas de efecto invernadero, pasa a la atmósfera. Por lo tanto, es muy importante conservar los bosques”, reiteró.

Sin embargo, la mayoría de los gobiernos de la región no impiden la deforestación que continúa mediante la tala ilegal y la minería, y la preservación —según fiscales y policía locales— depende mucho de los activistas medioambientales “ya sea para prevenirla […] o para hacer frente a las consecuencias de la degradación ambiental”.

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