Investigadores del Instituto Italiano de Tecnología avanzan en el desarrollo del iRonCub, un robot humanoide volador autopropulsado equipado con cuatro motores de reacción, que recuerda al famoso superhéroe Iron Man, el cual ha sido diseñado para facilitar las tareas de búsqueda y rescate en zonas afectadas por desastres naturales.

De acuerdo a los científicos, a pesar de que en las películas pareciera cosa sencilla hacer que un robot vuele, la realidad es que calcular eficazmente la intensidad del empuje necesario para que el dispositivo despegue, se mantenga en vuelo de manera estable y logre aterrizar, requiere de complicados cálculos basados en los datos obtenidos de sensores de fuerza especializados colocados en los motores, por lo que, al no contar con ellos, desarrollaron un algoritmo de estimación de empuje que prescinde del uso de esta tecnología.

En este contexto, los cálculos desarrollados por los ingenieros tienen como objetivo dotar con locomoción aérea al iCub, un robot humanoide de poco más de un metro que cuenta con una locomoción terrestre bastante desarrollada, que le permite gatear, caminar y sentarse, así como como con un par sofisticadas manos, con las que manipula objetos con gran precisión.

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Según detallaron los académicos en su investigación publicada recientemente en IEEE Robotics and Automation Letters, para desarrollar su modelo fue necesario combinar la información obtenida de dos procesos. El primero de ellos, relaciona las órdenes enviadas desde los sistemas de control al motor de reacción, con el empuje resultante.

Del mismo modo, los académicos utilizan un valor ampliamente reconocido llamado “momento centroidal”, el cual es utilizado por ingenieros para controlar y estimar los movimientos de los robots. Según detallan, al ser empleado correctamente, este puede utilizarse para relacionar las fuerzas de empuje a las que se somete un objeto, con los efectos que tiene sobre este, con lo que es posible, entre otras cosas, calcular la aceleración vertical necesaria para despegar o predecir el movimiento del objeto sometido al empuje.

“Tratar con robots con motores a reacción no es una tarea fácil, ya que la temperatura del aire del chorro puede alcanzar los 700 grados centígrados y la velocidad del aire puede tener características supersónicas, fluyendo a unos 1.800 km/h”, comentó Daniele Pucci, coautor de la publicación, a Tech Xplore. “En este sentido, nuestro equipo de investigación tuvo que superar varios problemas y cuestiones que se alejan de los asociados a la investigación robótica clásica y se acercan más a los de la aviónica”, agregó.

El algoritmo desarrollado por los científicos, detalló Pucci, puede aplicarse y utilizarse en los controladores de vuelo de “cualquier robot volador”, incluyendo aquellos que pueden cambiar de forma o configuración para realizar acciones específicas.

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