Alrededor de dos tercios de las más de 900 ocupaciones que existen en el mercado laboral estadounidense estarán expuestos a algún grado de automatización a medida que avanza la tecnología en materia de inteligencia artificial (IA), estimaron recientemente dos investigadores del banco de inversión Goldman Sachs.
La tendencia afectaría sobre todo a las profesiones administrativas (al 46 %) y legales (al 44 %), mientras que en los oficios con trabajos físicos intensos, como la construcción y el mantenimiento, se prevé una exposición mucho más baja: 6 y 4 %, respectivamente. Los investigadores precisaron que tuvieron en cuenta principalmente servicios de IA como ChatGPT, DALL-E y LaMDA y calcularon que en Europa (o más estrictamente, en la eurozona) el alcance del cambio puede tener los mismos valores.
Se trataría de una “perturbación significativa” para el mercado laboral, que expondría a la automatización y despidos a un equivalente de 300 millones de trabajadores a tiempo completo en las grandes economías, según los autores.
El director de Información del mismo grupo bancario, Marco Argenti, comparó con la invención de la imprenta el impacto de los avances tecnológicos relacionados con los chatbots. La tecnología en la que se basan, conocida como modelo de lenguaje extenso (LLM), puede redefinir la “forma en que acumulamos, codificamos y distribuimos el conocimiento”, dijo la semana pasada durante un simposio de tecnología disruptiva celebrado en Londres.
En la opinión de Argenti, se viene una “revolución del conocimiento”, porque, por primera vez, la tecnología permite “capacitar a un LLM sobre todo lo que hemos escrito, todo lo que hemos dicho, todo lo que hemos publicado”, interactuar con algo que representa el conocimiento de un colectivo “y luego este conocimiento se acumula a lo largo de los años”.
“Millones de personas consideradas inútiles”
Otro equipo investigador, que incluye a varios científicos de las universidades de Nueva York, Pensilvania y Princeton, señaló en marzo a los empleos de televentas y a los de profesores de literatura, historia, derecho y lenguas como los más amenazados por la expansión de los chatbots.
Por otro lado, un estudio del experto de la Oficina Nacional de Estudios Económicos (Massachusetts, EE.UU.) David Autor y tres coautores, publicado en agosto pasado, atribuyó más del 85 % del crecimiento del empleo en los últimos 80 años al desarrollo de las tecnologías. El 60 % de los trabajadores de hoy, según este análisis, están ocupados en puestos de trabajo que no existían en los años 1940. En este sentido, “nuevo trabajo emerge en respuesta a innovaciones tecnológicas”, apuntaron.
La pérdida de empleos figura entre los peligros más graves que prevé el historiador israelí y autor del ‘bestseller’ internacional ‘Sapiens: De animales a dioses’, Yuval Noah Harari, quien compartió en The Daily Telegraph el pasado domingo una visión sombría del futuro para la humanidad. “Podemos llegar a un punto en que el sistema económico considerará a millones de personas como completamente inútiles”, algo que tendría, en su opinión, unas “consecuencias psicológicas y políticas horribles”.
Además, el desarrollo de la IA implica más peligros para las democracias que para un régimen autoritario, destacó Harari, puesto que la democracia brota del diálogo social. “Las personas se hablan. Si la plática pasa a manos de la inteligencia artificial, eso pondrá fin a la democracia”, vaticinó.
Peligro criminal y esperanzas vitales
Por su parte, la Europol, agencia encargada de coordinar los servicios policiales en Europa, advirtió la semana pasada sobre los peligros que implica el desarrollo de las aplicaciones de IA como ChatGPT, que pueden servir de herramientas maliciosas para estafar a los usuarios. Si los delincuentes cibernéticos entrenan a LLM “oscuros” para producir resultados dañinos, esta tecnología “podría convertirse en un modelo de negocio criminal clave del futuro”, señaló en un informe.
Mientras tanto, entre los médicos hay quienes esperan ver pronto su “liberación del teclado” por medio de la evolución de los modelos de lenguaje extenso y su capacitación para trabajar con millones de registros médicos.
Así, en opinión del cardiólogo y genetista Eric Topol, la inteligencia artificial podría asumir en cuestión de meses varias tareas de la práctica médica cotidiana, como sintetizar recetas de forma automatizada, fijar próximas citas y códigos de facturación, administrar pruebas de laboratorio, conseguir preautorizaciones de las compañías de seguros, agregar y resumir historiales de pacientes o escribir informes de altas médicas.
“A diferencia del desastre de la historia clínica electrónica, que transformó a los médicos en empleados de datos y provocó un profundo desencanto, es posible que con el tiempo los LLM se adopten como el antídoto”, valora Topol. No sería el polémico chatbot de OpenAI la solución para conseguir estos fines, sino el programa docsGPT, que integra herramientas de IA en los archivos de Google Doc, el servicio de redes en línea para profesionales médicos Doximity y otros.
De esta manera, las expectativas que los profesionales de distintos sectores tienen respecto a la IA y sus aplicaciones generativas, como los modelos de lenguaje extenso, no son únicamente negativas.