El biólogo marino cubano Ariandy González sale inquieto de las aguas caribeñas frente a un remoto tramo de la costa sur de Cuba. Algo no está bien.

El fondo del mar, que alguna vez fue un mosaico de coloridos corales, ahora está empañado por manchas blancas irregulares del mar que asfixia los corales vivos.

“Este es el lugar con más blanqueamiento que he visto”, dijo González a cinco científicos, mientras subía a un pequeño barco de buceo que navegaba en medio de un mar agitado.

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González es miembro de un grupo de 18 científicos y expertos cubanos que durante casi dos meses han circunnavegado por los alrededores de Cuba en una nave que busca pistas para ayudar a científicos del mundo a proteger los arrecifes frente al calentamiento de las aguas, la sobrepesca, la contaminación y otras amenazas.

El proyecto “Bojeo a Cuba“, aún en marcha, es una instantánea de la salud de los arrecifes, peces y la vida marina de Cuba, el primero de su tipo en un área tan grande del país, dijo el doctor Fabián Pina, biólogo marino cubano y uno de los líderes de la investigación.

El estudio ha recibido financiación del gobierno cubano y socios internacionales, según dijo Pina.

Las observaciones preliminares sugieren buenas y malas noticias, según dijeron los científicos a Reuters en entrevistas en la embarcación.

El agua aquí tiene una sofocante temperatura de 32 grados Celsius y en otros lugares es aún más caliente, señalaron los científicos.

Los informes llegan pocas semanas después de que en Florida, a 145 kilómetros de Cuba, se dispararan las temperaturas de la superficie del mar inicios de julio, lo que llevó a los científicos estadounidenses a advertir sobre un blanqueamiento potencialmente catastrófico.

Pina, el líder del equipo, dijo que los científicos de la expedición también quedaron decepcionados al encontrar pocos ejemplares grandes de especies como el mero, pargos y tiburones.

Cuba, que enfrenta una constante escasez de alimentos, ha luchado durante mucho tiempo para regular de manera sostenible sus pesquerías, lo que llevó a fuertes descensos en algunas especies y la aprobación de una ley en 2019 para poner orden en su industria pesquera.

Destellos de esperanza

El equipo enfrentó desafíos: internet escasa, el calor intenso y un huracán en el mar, aunque también destellos de esperanza a lo largo de la circunnavegación de 5 mil 700 kilómetros de la costa norte y sur de la isla.

Los buzos de la expedición observaron un banco inusualmente grande de especies raras, como un pez ballesta de colores exóticos y un caleidoscopio de vibrantes corales en el fondo del océano cerca del destino turístico de Varadero.

Y frente a la Península de Guanahacabibes, una protegida zona del Parque Nacional en el extremo oeste de Cuba, los científicos usaron cámaras trampa para fotografiar grandes tiburones, en su mayoría ausentes en cientos de kilómetros de la línea de costa, que el equipo ya había viajado, dijo Dorka Cobián, bióloga de la expedición.

Cobián, que estudia los arrecifes y sus peces en el Parque Nacional desde hace dos décadas, tiene esperanza de que los arrecifes de la península se recuperen del blanqueamiento reciente, que según dice ha afectado a entre el 60% y 80% de los corales de la zona.

El líder de la expedición, Pina, dijo que aún era demasiado pronto para entregar conclusiones preliminares tras la toma de una gran cantidad de datos, imágenes de video y observaciones recopiladas por el equipo.

Pero la lección más importante ya estaba a la vista, dijo.

“Los ecosistemas en sentido general, excepto en algunas ciudades muy puntuales, están bastante bien conservados y esa es la gran oportunidad que tiene Cuba en su ambiente marino y ambiente costero, realmente tenemos que sacarle mucho más provecho”, señaló.

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