En el marco del Día Mundial de la Obesidad, 4 de marzo, médicos internistas del grupo de Diabetes, Obesidad y Nutrición (DON) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), han elaborado un Decálogo para exponer las comorbilidades asociadas a esta enfermedad.

El objetivo central es que se reconozca la obesidad como una enfermedad crónica y multifactorial que tiene muchas complicaciones asociadas.

A la vez, se ha puesto en marcha un estudio para conocer la magnitud del estigma social de las personas que sufren obesidad. Esta recogida de datos se realizará en las consultas de Medicina Interna a partir del próximo mes de mayo.

Sufrir obesidad

La doctora Juana Carretero, presidenta de la SEMI, incide en que “no se debe hablar de persona obesa metabólicamente sana. Debemos considerar la obesidad como una enfermedad crónica, recidivante y multifactorial. La obesidad no es un factor de riesgo para la diabetes y otras enfermedades metabólicas y no metabólicas, sino que es en sí misma una enfermedad crónica, de la que derivan otras enfermedades metabólicas”.

Las personas con obesidad son más susceptibles de desarrollar enfermedades metabólicas. Por ejemplo, pueden llevar a sufrir diabetes o disfunción hepática asociada a la enfermedad metabólica (MASLD).

Otras enfermedades asociadas pueden ser las cardiovasculares (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca o ictus), la apnea del sueño, enfermedad renal crónica, hasta 32 tipos distintos de cáncer y problemas de infertilidad y esterilidad. También problemas articulares (artrosis) y tienen mayor riesgo de necesitar prótesis y su recambio para alguna de las articulaciones deterioradas.

“Debemos cambiar el discurso desde la comunidad científica y ayudar a la población a tomar una mayor conciencia sobre el riesgo que supone la obesidad. El exceso de grasa corporal conlleva un importante deterioro de la salud y la calidad de vida y no es una cuestión estética, sino de salud”, sostiene la doctora Carretero.

Obesidad en cifras

En la actualidad, la prevalencia de la obesidad en la población adulta española es del 23 %. Sin embargo, según el World Obesity Atlas 2023, se estima que para el año 2030 será del 30 % y, para el 2035, del 37 %.

Además, a todo esto, se une a la complejidad de identificar correctamente la obesidad sarcopénica que es de elevada prevalencia en consultas de medicina interna. Consiste en, además de contar con un índice de masa corporal elevado, tener una deficiencia de masa muscular.

“Es muy importante identificar la obesidad sarcopénica en nuestros pacientes porque asocia menor masa muscular, peor calidad de la misma y mayores comorbilidades”, explica la profesional sanitaria.

Lo cierto es que, en términos generales, la obesidad permanece infradiagnosticada (menos del 40 % de las personas con obesidad tienen ese diagnóstico), infratratada (menos del 20 % reciben medicación con evidencia científica) y menos del 1,3 % de los profesionales prescriben dicha medicación.

Decálogo de comorbilidades asociadas a la obesidad

El decálogo denominado “La Obesidad en la Medicina Interna del Siglo XXI. Construyendo el decálogo de las comorbilidades asociadas a la obesidad en Medicina Interna” ha sido elaborado por médicos internistas.

Este documento contiene diez claves sobre adiposidad, fenotipos de pacientes, evaluación de la obesidad, consideraciones sobre alteraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas, beneficios cardiovasculares de la pérdida de peso, estilo de vida, fármacos, cirugía, sarcopenia, y aspectos relativos a la fragilidad.

Diez puntos clave:

  • Adiposidad. Las comorbilidades en la persona con obesidad son consecuencia del exceso y localización de la adiposidad.
  • Perfil de paciente. El perfil de persona con obesidad más frecuente en la consulta de Medicina Interna es el paciente con muy alto riesgo cardiovascular.
  • Evaluación. La evaluación de las personas que viven con obesidad debe suponer una valoración antropométrica, la detección de las causas subyacentes y las complicaciones propias de la enfermedad.
  • Alteraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas. Los cambios fisiopatológicos que se observan en pacientes obesos producen alteraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas. Estas pueden condicionar la correcta exposición a fármacos si se emplea la dosificación habitual.
  • Beneficios cardiovasculares de pérdida de peso. Los beneficios cardiovasculares de una pérdida ponderal de entre el 1 y el 5 % en pacientes obesos ha sido demostrada.
  • Estilo de vida. Se debe recomendar un estilo de vida saludable, más allá de la pérdida de peso. Esto permitirá mejorar los factores de riesgo y comorbilidades asociadas a la persona con obesidad.
  • Fármacos. La financiación de los fármacos podría ser exigible para aquellos pacientes obesos en grados avanzados con comorbilidades.
  • Cirugía. La cirugía bariátrica puede considerarse para algunas personas con obesidad.
  • Sarcopenia. A la hora de valorar la obesidad en el adulto de edad avanzada, es fundamental evaluar el estado funcional, la sarcopenia y el estado cognitivo.
  • Fragilidad. En los pacientes identificados con fragilidad, sarcopenia o deterioro cognitivo el objetivo consiste en priorizar las intervenciones no farmacológicas y preservar la calidad de vida, evitando dietas restrictivas. En aquellos con un estado general conservado, las recomendaciones se estratificarán en función de la severidad de la obesidad (por IMC) potenciando siempre un estilo de vida saludable, y personalizando el tratamiento farmacológico y la cirugía bariátrica.
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