Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto una de las estrellas más masivas y luminosas de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Tras el nombre de 2MASS J20395358+4222505 se esconde una estrella supergigante azul que tiene una masa casi 50 veces mayor que la del Sol, un radio casi 40 veces más grande y una luminosidad casi un millón de veces mayor.
El descubrimiento del equipo, liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Universidad de La Laguna, en España, ha encontrado una variación en su velocidad de 60 metros por segundo, extremadamente elevada para sus dimensiones.
La estrella se encuentra detrás de una densa nube de gas y polvo interestelar y ha podido ser observada ahora gracias al instrumento Megara, instalado en el Gran Telescopio Canarias, situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos de la isla de La Palma, famosa en los últimos meses por la gran erupción de su volcán.
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Se trata de uno de los objetos más luminosos de nuestra galaxia, situado a 5,700 años luz de la Tierra. Era hasta ahora una estrella desconocida debido a que las nubes de gas y polvo reducían hasta 10,000 veces su luminosidad.
Tres grandes sorpresas
Los investigadores han descubierto tres grandes sorpresas detrás de esta supergigante azul. En primer lugar, se han encontrado ante una de las estrellas más masivas y luminosas de la Vía Láctea.
En segundo lugar, la estrella se encuentra en una rara fase de evolución, cerca del final de su vida en la secuencia principal y a punto de sufrir grandes cambios que la transformarán, probablemente, en una hipergigante azul, de las que se conocen muy pocas en nuestra galaxia.
La tercera y más inesperada sorpresa, es que parece variar asombrosamente su velocidad. La variación de hasta 60 metros por segundo observados en dos días consecutivos es extraordinariamente rara en una estrella tan grande.
Los investigadores trabajan con dos posibles hipótesis para explicar este fenómeno. Por un lado, que haya una estrella comparable, y por otro, que haya un objeto compacto, como una estrella de neutrones o un agujero negro, y que alguno de esos objetos forme un sistema binario con la supergigante azul.
“Por el momento, ya hemos descubierto que se trata de un coloso azul escondido tras una muralla de gas y polvo interestelar, astronómicamente, en el jardín de nuestra casa”, ha explicado el catedrático de la Universidad de La Laguna e investigador del IAC que ha dirigido el estudio, Artemio Herrero.
Para Sara Rodríguez Berlanas, investigadora de la Universidad de Alicante y coautora del artículo que desgrana este descubrimiento y que se publica hoy en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, son necesarias nuevas observaciones para “desentrañar la verdadera naturaleza de J20395358+4222505”, a la que califica como “uno de los objetos más peculiares de la galaxia”.