La NASA preveía que el helicóptero Ingenuity haría tres vuelos en Marte. Lleva 20. El último de ellos se produjo el pasado viernes y volvió a demostrar la sorprendente longevidad de un vehículo que sigue asombrándonos.

Se podría bien decir que este ha sido “otro día en la oficina” para Ingenuity, que diez meses después de elevarse por primera vez sigue cumpliendo su misión como singular compañero del rover Perseverance.

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Tormentas de arena a mí

No hubo récords en este caso, pero Ingenuity realizó un vuelo bastante largo de 391 metros a 4,4 metros por segundo y en el que alcanzó una altura máxima de 10 metros.

El vuelo más largo fue el noveno, de 625 metros, mientras que la velocidad máxima lograda fue de 5 m/s y la altura máxima, de 12 metros (se ha logrado en varios vuelos).

En la NASA no han incluido de momento una entrada en su blog —aunque sí en su registro de vuelos— como suele ser habitual tras estos vuelos, pero sí comunicaron la noticia en Twitter, donde indicaron que Ingenuity se había acercado a la ubicación en la que aterrizó la misión del rover Perseverance. Su localización se va registrando constantemente.

Ese rover sigue también su (casi) solitaria misión de exploración y recolección de muestras, y pronto encaminará sus pasos al norte, a un antiguo delta de un río marciano en el cráter Jezero que podría dar lugar a nuevos descubrimientos. Se puede comprobar su posición en todo momento en este mapa interactivo. Ingenuity, por cierto, tomará “un atajo” para dirigirse a la misma localización.

Los vuelos de Ingenuity parecen ya algo normal, pero lograr algo así en un planeta que está (ahora mismo, nos lo chiva Wolfram Alpha) a 300 millones de kilómetros de distancia no es nada sencillo.

En el vuelo 19 por ejemplo tuvieron que esperar a que pasara una tormenta de polvo que provocó una caída significativa de la densidad del aire y también de la eficiencia de los paneles solares.

Aún así esa tormenta ensució su cámara, algo que podía complicar las cosas y confundir los sensores de navegación, pero la NASA ya había previsto algo así y su software es capaz de ignorar ciertas regiones de las imágenes que se capturan. Este vigésimo vuelo ha vuelto a demostrar que el prodigioso Ingenuity no para de darnos buenas noticias.

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