El retraso en el diagnóstico de algunas de las enfermedades englobadas en las espondiloartritis puede superar los cuatro años aunque puede ser más prolongado en el caso de las mujeres que, además, responden peor a los tratamientos por lo que su calidad de vida se ve afectada, informa la Sociedad Española de Reumatología (SER).
Las espondiloartritis son un grupo de enfermedades reumáticas interrelacionadas que comparten características clínicas, genéticas y de respuesta terapéutica y engloba a la espondiloartritis axial, la artritis psoriásica, la espondiloartritis asociada a enfermedad inflamatoria intestinal o la artritis reactiva.
La prevalencia de las espondiloartritis podría superar el 1,2 % de la población adulta en España, lo que supone medio millón de personas afectadas, según datos de la SER.
Esta situación, en general, se debe principalmente a “la sintomatología inicial inespecífica y muy variable de estas patologías que causa una demora en la derivación de estos pacientes” a los servicios de Reumatología, junto a la falta de concienciación sobre estas enfermedades, explica la doctora Ana Urruticoechea, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari Son Espases (Islas Baleares).
El diagnóstico precoz, apunta, “ha demostrado que mejora el pronóstico y la respuesta a los tratamientos”.
Pero en el caso de la mujer se produce un mayor retraso en el diagnóstico “debido a la presentación de síntomas más vagos, como dolor generalizado y fatiga. En cambio, los hombres tienden a reportar síntomas más avanzados, lo que facilita un diagnóstico más rápido, pero en etapas más graves de la enfermedad”, precisa por su parte la doctora Laura Berbel, reumatóloga del Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona).
Síntomas de las espondiloartritis, diferentes en mujeres y hombres
Los varones suelen presentar mayor afectación axial (dolor en la columna vertebral), con más casos de uveítis (inflamación de la úvea o capa intermedia del ojo, tras la retina) y dactilitis (tumefacción de las partes blandas de un dedo).
Las mujeres tienen más afectación periférica, con mayor prevalencia de entesitis (inflamación de la entesis, que es la zona de transición que se encuentra entre dos partes como tendones, músculos o huesos).
Además, las mujeres suelen reportar más afectación global en los índices de actividad desde el inicio y suelen mostrar una menor respuesta a los tratamientos biológicos.
Peor calidad de vida
Esta situación conlleva que la mujer con espondiloartritis sufra peor calidad de vida en comparación con los hombres, además de mayor discapacidad funcional y depresión, lo que impacta en su capacidad para gestionar la enfermedad.
Para la especialista Laura Berbel, “es crucial promover estudios y análisis diferenciados por género tanto en los ensayos clínicos como en la práctica clínica diaria. La perspectiva de género en la artritis psoriásica permite personalizar mejor los tratamientos y mejorar los resultados en ambos sexos”.
En esta línea, desde la Sociedad Española de Reumatología se puso en marcha el ‘Observatorio de Igualdad de la SER’ con el objetivo de trabajar para conseguir una situación igualitaria en la especialidad de Reumatología, tanto entre los profesionales, como en el área de investigación y manejo de las enfermedades reumáticas.
Avances
Los avances médicos en relación con la espondiloartritis van relacionados con la medicina de precisión, necesidad de tratamientos más personalizados que se adapten a la diversidad de manifestaciones clínicas, comorbilidades y a las peculiaridades de cada paciente.
Pero también mejoras en la precisión de técnicas de imagen como la ecografía, resonancia magnética y la tomografía computerizada, además de una mayor interrelación con otras especialidades para abordar aspectos como la afectación cutánea, intestinal, ocular, el riesgo cardiovascular y la salud mental para que disminuir el impacto en la calidad de vida del paciente.
Para la doctora María Ángeles Puche, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, la investigación en espondiloartritis evoluciona “hacia una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes de la enfermedad y el desarrollo de terapias dirigidas personalizadas”.
“Las nuevas generaciones de fármacos biológicos y sintéticos dirigidos -concluye- están en el centro de las discusiones actuales. Se están investigando también biomarcadores que permitan una detección precoz de la enfermedad y la monitorización de la respuesta al tratamiento”.