En julio de 2022 se revelaron las primeras imágenes del telescopio espacial James Webb, entre las que se encontraba la Nebulosa Anillo Sur (NGC 3132), o nebulosa de las ocho explosiones, ubicada a unos 2,000 años luz.
En esta observación, se podía apreciar una doble estrella en el centro, pero una nueva investigación publicada en la revista Nature Astronomy apunta a que hay más objetos estelares de los hasta ahora conocidos, utilizando como evidencia la nube de polvo que rodea la implosión de la estrella moribunda del tamaño del Sol.
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De acuerdo con Orsola de Marco, astrofísica de la Universidad Macquarie en Australia y autora principal de un nuevo artículo que explora las imágenes de Webb, la Nebulosa del Anillo Sur hasta ahora “no había sido considerada como demasiada notable”, y era conocida por albergar dos estrellas visibles orbitando entre sí.
La creación de la Nebulosa del Anillo Sur
La investigación detalla que la Nebulosa se formó gracias a la implosión de una estrella gigante roja algo más grande que el Sol, que al quedarse sin combustible de hidrógeno en su núcleo se hinchó hasta convertirse en la gigante roja, despojándose de sus capas externas y contrayéndose en remanentes que se enfriaron, formando enanas blancas.
En el caso de las imágenes tomadas previamente por el Hubble, se pudo observar una pequeña mancha de luz que correspondía a una enana blanca eclipsada por otra estrella compañera mucho más brillante y viva.
Con el Webb, se pudo obtener una vista más compleja de la Nebulosa, captando objetos más cálidos como estrellas. Como resultado, se pudo apreciar mejor ambas estrellas, detallando que se trataba de dos de igual tamaño y no una más grande que otra, pero una de las enanas blancas era “inesperadamente roja”, por lo que se descubrió que tenía mucho polvo frío envolviéndola, en formación de un disco de polvo.
Encontrando más estrellas de las originalmente esperadas
Posteriormente, los astrónomos se preguntaron cómo surgió el disco de polvo, ya que normalmente están hechos de material de una estrella más pequeña que orbita a otra más masiva, y cuya gravedad perturba a la compañera.
Sin embargo en este caso había un problema, el compañero brillante conocido de la estrella blanca en el centro de la nebulosa estaba demasiado lejos para ser afectado por la enana blanca, por lo que se llegó a la conclusión de que había otra estrella invisible orbitándola mucho más cerca, siendo la culpable de liberar el polvo, por lo que el sistema de dos estrellas se convirtió en tres.
El descubrimiento no terminó allí, sino que con los datos del Webb también se pudo apreciar mejor la “nube” en forma de anillo alrededor de las estrellas, que está marcado en capas concéntricas que se extienden hacia los bordes como ondas en un estanque, similares a las de la estrella gigante WR140.
Esto derivó a que los astrónomos realizaran investigaciones adicionales, concluyendo que había hasta una quinta estrella escondida dentro del disco de polvo cerca de la enana blanca.
Por su parte, Joel Kastner, astrónomo del Instituto de Tecnología de Rochester en Nueva York y uno de los coautores del estudio, señala que actualmente se cree que todo el gas y polvo que se ven arrojados en la nebulosa podría venir de esa estrella, pero fue arrojado en direcciones muy específicas por estrellas compañeras.
Por lo pronto, dicen los investigadores, estos descubrimientos inesperados muestran las capacidades del Webb para poder ver nuevos secretos revelados del universo.