El carbón representó más del 40 % del crecimiento general de las emisiones globales de dióxido de carbono en 2021, alcanzando un máximo histórico de 15.300 millones de toneladas.

Las emisiones globales de dióxido de carbono relacionadas con la energía aumentaron a su nivel más alto el año pasado, en gran medida por el uso de carbón mientras la economía mundial se recuperaba de la crisis del coronavirus, según un comunicado publicado este martes por la Agencia Internacional de Energía (AIE).

Los niveles de CO2 a nivel mundial aumentaron un 6 % en 2021, hasta una cantidad de 36.300 millones de toneladas, puesto que la demanda de energía se vio agravada por el clima adverso y las condiciones del mercado de energías, particularmente, por los altos precios del gas natural en Europa y Estados Unidos, lo que provocó que se utilizara más carbón aun cuando se registró un aumento en la generación de energías renovables.

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“El cambio de gas a carbón impulsó las emisiones globales de CO2 de la generación de electricidad en más de 100 millones de toneladas, especialmente en Estados Unidos y Europa, donde la competencia entre las centrales de gas y de carbón es más reñida”, explicó la AIE.

El carbón representó más del 40 % del crecimiento general de las emisiones globales de dióxido de carbono en 2021, hasta alcanzar un máximo histórico de 15.300 millones de toneladas. Las emisiones de CO2 del gas natural se recuperaron muy por encima de sus niveles de 2019, hasta 7.500 millones de toneladas.

Mientras, las emisiones de CO2 del petróleo fueron de 10.700 millones de toneladas, manteniéndose por debajo de los niveles previos a la pandemia, en parte por la recuperación limitada de la actividad del transporte en 2021, especialmente del sector de la aviación.

“El mundo ahora debe garantizar que el repunte global de las emisiones en 2021 fue excepcional y que una transición energética acelerada contribuye a la seguridad energética mundial y reduce los precios de la energía para los consumidores”, concluyó la AIE.

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