El telescopio espacial Hubble ha visto una galaxia peculiar, la ESO 415-19, ubicada a aproximadamente 450 millones de años luz de la Tierra, misma que cuenta con algunos elementos con los cuales se distingue de otras, por ejemplo la Vía Láctea, a pesar de su enorme parecido.
La ESO 415-19 forma parte de las “peculiares galaxias espirales”, ya que a pesar de que en su centro se asemeja al resto, cuenta con unas largas corrientes de estrellas que se extienden desde su núcleo galáctico, como si se tratara de brazos espirales extrañamente alargados.
De acuerdo con la (Agencia Espacial Europea) ESA, esas “corrientes de marea” que se aprecian como restos o estelas de la galaxia, fueron provocadas por alguna interacción fortuita en el pasado de la galaxia, dándole a ESO 415-19 su apariencia “peculiar”.
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En busca de galaxias “diferentes” en el universo
Esa peculiaridad fue la que convirtió a esta galaxia en un gran objetivo para el Hubble, pues su observación es parte de una campaña en curso para explorar algunas de las galaxias “más extrañas y maravillosas” que el Universo tiene, como parte del programa Arp Atlas of Peculiar Galaxies.
Gracias a este programa se pueden encontrar desde extrañas galaxias solitarias, pasando por parejas, trillizos o hasta quintetos de galaxias que interactúan entre sí.
En particular, esta parte del cielo nocturno se encuentra ubicada en la constelación de Fornax, misma que fue el sitio de una observación del campo ultra profundo del Hubble.
Para poder captar este campo, se requirieron casi un millón de segundos del tiempo del telescopio, que capturó casi 10,000 galaxias de diversas edades, tamaños, formas y colores.
Con esta información, los científicos del clima pueden recrear la historia atmosférica de los planetas a partir de núcleos del hielo, lo que sirve para explorar la historia del universo desde el presente hasta cuando este tenía aproximadamente 800 millones de años.