Cuando los miembros del Congreso interrogaron al director ejecutivo de TikTok el mes pasado en el Capitolio, los partidarios de la aplicación salieron en su defensa en internet.
Los legisladores eran “viejos y analfabetos tecnológicos”, aseguró uno. “Fuera de onda, paranoicos y santurrones”, comentó otro. La audiencia, que duró horas, “destruyó la ilusión de que Estados Unidos lidera la era cibernética”, rezaba otro mensaje.
Estos ataques en particular no procedían de los usuarios de TikTok, 150 millones y más en Estados Unidos, sino de representantes del gobierno chino.
En una campaña informativa llevada a cabo sobre todo en Twitter, funcionarios chinos y organizaciones de medios de comunicación estatales se burlaron ampliamente de Estados Unidos en los días anteriores y posteriores a la audiencia, acusando a los legisladores de hipocresía e incluso xenofobia por apuntar a la popular aplicación, según un informe publicado el jueves por la Alianza para la Seguridad de la Democracia, una iniciativa no partidista del German Marshall Fund.
TikTok, propiedad de la empresa tecnológica china ByteDance, ha tratado de asegurar a los legisladores estadounidenses que es independiente de la influencia de China y que tiene amplios planes para proteger los datos de los estadounidenses y supervisar sus recomendaciones de contenidos. Shou Chew, director ejecutivo de TikTok, afirmó de manera explícita en la audiencia ante la Cámara que ByteDance “no es propiedad del gobierno chino ni está bajo su control”.
Sin embargo, la presión informativa de China demostró hasta qué punto Pekín estaba implicada en el destino de la empresa. Apenas horas antes del testimonio de Chew el mes pasado, el Ministerio de Comercio de China señaló que se oponía a una venta de TikTok en una respuesta directa al gobierno de Biden, que está impulsando una venta.