Las gafas ocupacionales son un tipo de gafa diseñadas normalmente para el usuario de pantalla y cuenta con varios focos de distancia.
La doctora Itziar Martínez-Soroa de la Clínica Miranza Begitek explica que están indicadas para personas que desean una visión nítida, tanto a distancias intermedias como cercanas, ideal para quienes trabajan con ordenadores.
El doctor Alfredo Ferrer oftalmólogo y vocal de comunicación de la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE) destaca que estas gafas no están diseñadas para la visión lejana y que no se puede usar, por ejemplo, para conducir, algo que sí es posible con las progresivas.
Sin embargo, el especialista indica que las gafas ocupacionales ofrecen a cambio un campo de visión mucho más amplio, y por lo tanto, mayor comodidad para las distancias intermedias y cercanas.
¿Qué son las gafas ocupacionales?
Martínez Soroa explica que las gafas ocupacionales son un tipo especializado de lentes diseñadas para mejorar la visión en situaciones de trabajo que requieren ver claramente a distancias específicas, como el uso de pantallas de ordenador.
Están equipadas con múltiples focos que permiten una visión nítida a diferentes distancias: entre 60 y 90 centímetros para distancias intermedias, y entre 30 y 40 centímetros para visión cercana.
Ventajas
El problema fundamental de la vista cansada, o presbicia, suele comenzar a partir de los 45 años, cuando empezamos a tener dificultades para enfocar objetos cercanos.
A medida que avanzamos en edad, esta afección se agrava, afectando primero la visión de cerca y, posteriormente, la visión a distancia intermedia.
“En nuestra vida cotidiana, el uso de pantallas electrónicas se ha vuelto central, no solo para el trabajo, sino también para el ocio. Por lo tanto, el uso de gafas ocupacionales nos proporciona confort al permitirnos ver a esas dos distancias sin tener que forzar la vista para enfocar”, indica la especialista.
Nos proporciona una imagen nítida y, en comparación con las lentes multifocales, ofrece un campo de visión más amplio.
Además, las transiciones entre las diferentes graduaciones en la lente son más suaves.
En las gafas ocupacionales, esta transición es aún más gradual, lo que facilita una mayor adaptación en comparación con las gafas progresivas.
La experta, explica que en general, tener menos graduación en una sola lente mejora la ergonomía de nuestra posición, es decir, la postura de la cabeza y el cuello frente a la pantalla.
Esto hace que sea mucho más cómodo que con las gafas multifocales, que a menudo requieren mover el cuello para encontrar la distancia adecuada dentro del marco de la lente.
Además, Ferrer añade que una de las ventajas obvias es el precio, pues una gafa progresiva es más cara que una ocupacional.
Personalización
Normalmente, el usuario de gafas ocupacionales es una persona que tiene una visión lejana adecuada, pero que necesita una corrección adicional para la visión cercana o intermedia.
La doctora explica que la profesión y la distancia a la que se encuentra la pantalla son factores importantes.
“Por ejemplo, un paciente que trabaja con una pantalla en un control numérico puede tener necesidades diferentes a las de alguien en una cadena de producción. La movilidad y el ajuste de la pantalla en el entorno de trabajo influyen en la elección de las gafas ocupacionales. En un entorno donde la pantalla está fija, como en una mesa de trabajo, el paciente puede ajustar la distancia, mientras que en otros entornos con menos flexibilidad, como en una cadena de producción, las necesidades visuales pueden variar, indica la experta.
La especialista señala que le pide a los pacientes que midan la distancia a la que se encuentra la pantalla con la que trabajan.
En función de esa distancia, se realiza una correción basada en esa medida para ajustar la visión según el número de dioptrías que necesiten corregir.
Cuando no usarlas
La experta indica que en general, la recomendación es bastante amplia.
Sin embargo, los pacientes con estrabismo o anisotropía a veces encuentran más difícil adaptarse a este tipo de gafas, ya sean ocupacionales o progresivas.
Tiempo de adaptación
La experta de Miranza explica que aunque siempre hay cierta variabilidad, con una buena explicación y una indicación adecuada, el paciente suele adaptarse a las gafas en pocos días.
Con el tiempo, aprende a ajustar su mirada según la distancia y las necesidades de su trabajo.
Ferrer menciona que las gafas progresivas requieren un periodo de adaptación más largo debido a las múltiples potencias y posibles distorsiones en las lentes.
En cambio, las gafas ocupacionales son generalmente mucho más fáciles de adaptar.
El especialista aclara que el tiempo de adaptación depende de cada paciente.
“Un paciente hipermétrope, que tiene dificultades para enfocar de cerca, generalmente se adapta muy bien tanto a las lentes progresivas como las ocupacionales. Por otro lado, un paciente con miopía o astigmatismo elevado, que requiere una corrección más compleja, puede tardar un poco más en adaptarse”, señala el experto.
Además, explica que la calidad y fabricación de la lente también juegan un papel crucial.
“Cuanto mejor sea la calidad del cristal y su diseño, más rápida será la adaptación, que en muchos casos puede llevar solo un par de días”, indica Ferrer.
Ajustes periódicos
A partir de los 45 años, la presbicia suele progresar y, en general, cada año o año y medio puede aumentar la necesidad de corrección.
Esta condición tiende a estabilizarse alrededor de los 60-65 años. Sin embargo, a esa edad pueden comenzar a aparecer otros problemas con el cristalino.
Normalmente, durante el período de uno a uno y medio años, el paciente puede necesitar ajustes en la distancia y la graduación para adaptarse a los cambios en su visión.
Una alternativa
Las lentes de contacto multifocales no siempre se ajustan de manera óptima para la visión intermedia y cercana.
Aunque pueden ofrecer cierto enfoque, actualmente no proporcionan una visión tan nítida como la deseada.
Una opción a considerar es la cirugía intraocular.
Las lentes intraoculares trifocales, que corrigen la visión lejana, intermedia y cercana, se recomiendan generalmente para pacientes mayores de 45 años que han empezado a desarrollar presbicia y pérdida de visión a distancia.
Si el paciente no se adapta a las gafas ocupacionales o prefiere no usarlas para sus actividades, la cirugía intraocular podría ser una opción viable, siempre que se realice una valoración oftalmológica completa.
Importante consultar con el oftalmólogo
Alfredo Ferrer recomienda acudir primero a una consulta con el oftalmólogo, ya que en esta etapa de la vida pueden aparecer patologías oculares no relacionadas con la presbicia, como el glaucoma.
El vocal de comunicación de la APOE indica que es importante realizar una exploración preventiva y luego el médico ofrecerá las recomendaciones iniciales.
El proceso se completará con una visita al óptico de confianza, quien se encargará de proporcionar las gafas adecuadas.