Si has escuchado o leído a algún ‘influencer’ o personaje conocido hablar sobre los beneficios del callo solar, olvídalo. Esta tendencia a tomar el sol sin protección con la convicción de que así la piel se acostumbra a los rayos, solo entraña riesgos para la salud.

Hacer callo solar como defienden algunas personas es tomar el sol sin ninguna fotoprotección y hacerlo de forma progresiva hasta conseguir, opinan, que la piel genere resistencia al sol. Una práctica que incrementa los riesgos de padecer cáncer, tal y como detalla a EFEsalud la dermatóloga Inés Escandell, del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

La polémica

Anuncios

En estos días ha surgido la polémica tras una publicación en Instagram del futbolista del Atlético de Madrid Marcos Llorente, en la que detallaba la rutina de un día, entre la que se incluía las horas en las que había tomado el sol sin protección solar ni gafas.

La publicación del futbolista originó comentarios sobre el peligro de esa práctica, incluso el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, a través de X (antes Twitter) afirmó: “Marcos Llorente, jugador de fútbol y negacionista del melanoma. What a time to be alive” (‘menudos tiempos para estar vivo’ en su traducción al castellano).

El futbolista recurrió de nuevo a Instagram para asegurar que en ningún momento había dicho que no existe el melanoma y que no es negacionista.

Una opinión que, defendía Llorente, coincide “con la de muchos profesionales de la salud, que también se basan en evidencias científicas”: “¿Es el sol el culpable o somos nosotros?, ¿Qué culpa tiene el sol de que le evitemos todo el año y las semanas de vacaciones abusemos de él?”, afirmaba.

Por su parte, Padilla, en su cuenta de X, colgó un vídeo en el que indicaba que “de la misma manera que sabemos que el tabaco causa cáncer de pulmón, sabemos que la radiación solar es el causante directo del melanoma”.

Y apelaba a la información clara, la responsabilidad y los cuidados.

Callo solar = daño

La dermatóloga Inés Escandell explica que lo que ocurre cuando exponemos la piel al sol sin protección, es que las células, para defenderse, generan una serie de respuestas, entre las que se encuentra el engrosamiento de la epidermis -la capa más superficial de la piel-.

Además, el cuerpo produce más melanina, que es el pigmento que da el color a la piel.

“Esas dos respuestas que tiene nuestra piel lo que tratan es de proteger el daño que se está generando en el ADN de nuestras células por exponernos al sol. Sobre todo el callo solar lo va a generar el ultravioleta B, que, digamos, es la radiación que tiene más energía. No hay un callo saludable”, afirma Escandell.

La experta insiste en que el callo es la defensa de la piel al daño generado en las células: “Quemarse ya es un daño a largo plazo que incrementa el riesgo de cáncer de piel seguro”, asevera.

Esa radiación que impacta en las célula genera unos cambios conformacionales en algunas moléculas y, al final, hay mutaciones que se van acumulando y pueden provocar cáncer. Por eso, “es jugar mucho con fuego”.

“De hecho, uno de los cánceres que más operamos a diario en consulta es el cáncer que tienen las personas que se han expuesto mucho, o sea, personas que tienen callo solar, los agricultores, los obreros, gente que ha estado expuesta toda su vida”, explica.

La vitamina D

La doctora afirma que esa radiación ultravioleta es cierto que ayuda al organismo a sintetizar la vitamina D pero tan solo durante una exposición de pocos minutos y en otras horas que no sean las centrales del día, sino a primera y última hora.

“En nuestro país, en verano, con una exposición bastante breve, se consigue sintetizar la vitamina D, pero en cuestión de pocos minutos. De hecho, si vamos a la playa y nos ponemos al sol durante horas, a partir de unos pocos minutos ya no sintetizamos mas vitamina D. Ya no sirve para nada. O sea, ya no es saludable en ningún momento”, incide Escandell.

Durante esa breve exposición recomendable a primera y última hora del día es necesaria la fotoprotección en el cuerpo en función de distintas variables, como en qué punto geográfico nos encontremos, en qué estación del año o el tono de piel, entre otros.

“Digamos que a primerísima hora de la mañana quizá no sería necesario durante pocos minutos para sintetizarla, pero yo, que soy más blanca, me la pondría. En las horas centrales, sin dudarlo”, sostiene la experta.

Pero en la cara, siempre. Es una exposición crónica. La radiación uva, explica Escandell, es la que más fotoenvejecimiento produce y también aumenta el riesgo de cáncer de piel.

“Si la exposición es breve, insisto de pocos minutos, para sintetizar la vitamina D y fuera de las horas centrales, no hace falta ser tan estricto, la verdad, depende de la hora, del día, del momento. O sea, hay muchos dependes, claro. No es lo mismo ponerse en agosto que en enero”, redunda.

Protección y protección

Y de cara al verano y a las vacaciones, la dermatóloga insiste en que si se toma el sol se haga con precaución, con fotoprotección suficiente, ya que asegura que solemos darnos menos cantidad de crema que la que recomiendan los expertos, en concreto, la mitad. “Infrautilizamos las cremas”, apostilla la experta del GEDET.

Hay que tratar de evitar las horas centrales y si durante ellas se pasea o se baña en playas, piscinas, ríos, etcétera, lo aconsejable es hacerlo con ropa que nos proteja.

Publicidad