Los trabajadores que interactúan frecuentemente con sistemas de inteligencia artificial (IA) tienen mayor probabilidad de experimentar soledad que puede conducir al insomnio, e incluso a un mayor consumo de alcohol después del trabajo, indica un estudio de la Asociación Psicológica Estadounidense (APA, en inglés).

Los investigadores que realizaron el estudio, publicado en la revista Journal of Applied Psychology, llevaron a cabo experimentos en Estados Unidos, Taiwán, Indonesia y Malasia y tuvieron resultados congruentes a través de las diferentes culturas.

También encontraron que los empleados que usaban frecuentemente la IA tenían más probabilidad de ayudar a otros trabajadores, “pero esa respuesta puede derivar de su soledad y necesidad de contacto social”.

Los estudios encontraron que los participantes con una tendencia más pronunciada a sentirse inseguros y preocupados por sus conexiones sociales respondieron más al trabajo con IA tanto con reacciones positivas, como la ayuda a colegas, como negativas, como soledad e insomnio.

Uno de los experimentos, en el que 166 ingenieros de una compañía biomédica taiwanesa fueron monitoreados durante tres semanas, mostró que los empleados que interactuaban más con la IA tenían más probabilidad de experimentar soledad, insomnio y mayor consumo de alcohol fuera del empleo, pero también exhibieron comportamientos de ayuda a colegas.

Otro experimento con 126 consultores de bienes raíces en una empresa indonesia produjo hallazgos similares, excepto que no hubo asociación entre frecuencia del uso de IA y consumo de alcohol posterior al trabajo.

Hubo resultados similares de un experimento en línea con 214 trabajadores en Estados Unidos y otro con 294 empleados en Malasia.

El acoplamiento de empleados y máquinas “altera fundamentalmente las interacciones relacionadas con el trabajo a las cuales están acostumbrados los empleados, quienes se encuentran interactuando cada vez más con sistemas de inteligencia artificial en lugar de colegas humanos”, señala el estudio.

En el artículo de 24 páginas, los autores recuerdan que por miles de años los humanos han desarrollado sistemas internos que “priorizaban la interacción social“, los cuales han permanecido efectivos en sitios de trabajo.

El advenimiento de sistemas de IA digitales y no sociales, y su incorporación en la labor de los trabajadores, amenaza con perturbar la operación de esos sistemas de percepción de las relaciones entre seres humanos, exponen.

“El avance rápido en los sistemas de inteligencia artificial está iniciando una nueva revolución industrial que reconfigura el trabajo, con muchos beneficios y algunos peligros aún no explorados, incluyendo impactos mentales y físicos potencialmente dañinos”, dijo Pok Man Tang, catedrático de la Universidad de Georgia y uno de los autores de la investigación.

Enfatizó que “los humanos son animales sociales, y el aislamiento asociado al trabajo con sistemas de IA puede tener una repercusión perjudicial en las vidas personales de los empleados”.

Tang sostuvo que quienes desarrollan la tecnología de IA deberían considerar la adición en sus sistemas de “rasgos sociales” como una voz humana a fin de emular interacciones que ocurren normalmente entre humanos.

Asimismo, los empleadores podrían limitar la frecuencia del trabajo con la IA, ofreciendo oportunidades para que sus empleados socialicen, añadió.

Según la plataforma TechJury, a nivel mundial el 35 por ciento de las compañías ya emplean IA y otro 42 por ciento explora el uso de inteligencia artificial en el futuro.

El pasado 30 de mayo, decenas de investigadores de IA, así como ingenieros y ejecutivos de empresas digitales -incluidas OpenAI y Google DeepMind-, advirtieron en una declaración difundida en medios que “la mitigación del riesgo de extinción (para la humanidad) procedente de la IA debiera ser una prioridad global junto con otros riesgos a escala social como las pandemias y la guerra nuclear”.

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