El investigador Oriol Yuguero aborda, en un artículo para EFEsalud, cómo la inteligencia artificial en el ámbito sanitario está permitiendo ganar tiempo a pacientes y profesionales sanitarios y se cuestiona algunas preguntas claves para 2025.

Oriol Yuguero, quién profundiza en la aplicación de la inteligencia artificial en el ámbito sanitario, es investigador del eHealth Center y responsable del Grupo de Investigación de e-RLab de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

También es investigador en urgencias y emergencias del Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida) y director clínico del Servicio de Urgencias del Hospital Universitari Arnau de Vilanova, igualmente en Lleida.

Además, en los últimos tres años ha sido profesor colaborador del máster universitario de Salud Digital (E-health) de la UOC y en 2021 fue galardonado con el Premio al Investigador Joven que entrega el Instituto Catalán de la Salud (ICS).

Oriol Yuguero

Podríamos decir que el 2024 ha confirmado que la inteligencia artificial ha venido para quedarse en el mundo de la salud. A lo largo de estos doce meses, hemos ido recibiendo casi mes a mes alguna aplicación nueva en la que la inteligencia artificial ha supuesto una mejoría para la salud de los profesionales.

Más allá del escepticismo inicial ya no podemos hablar de que la IA es un tema de futuro, sino que se trata de un tema de presente y que va a suponer una auténtica revolución en los próximos años.

Un tema apasionante que va a convertirse en un hito en el desarrollo de la ciencia, y que estoy seguro que en los años futuros se considerará un hito de la medicina como el genoma humano o el desarrollo de la penicilina.

Durante este año hemos visto que herramientas basadas en la inteligencia artificial pueden ayudar a los profesionales sanitarios a mejorar sus diagnósticos, aplicaciones que traducen informes clínicos a los pacientes o que contribuyen a la interpretación de una radiografía de tórax. Pero también interpretar los resultados de una analítica de la revisión de empresa.

Sin embargo, para este 2025, creo que es importante que aprovechemos los momentos iniciales del año para pensar en dos aspectos que son importantes en el futuro inmediato de la IA: ¿Para qué necesitamos la IA en el mundo de sanidad? Y también, ¿para quién?.

En una jornada realizada en la Universitat Oberta de Catalunya, estuvimos debatiendo sobre ello, porque va a ser trascendental en el punto de inflexión en el que nos encontramos.

Es importante tener clara esta pregunta, porque no se trata de crear y crear aplicaciones que usen y mezclen datos con escasa finalidad asistencial, clínica o de mejoría de calidad de vida. (Y que requiera una protección extra para asegurarse quien va a manejar estos datos). Sino tomarse un tiempo de pausa, de hacer las preguntas adecuadas y pensar en las consecuencias que esto puede tener.

No se trata de ser fatalistas, sino aplicar la ética de la responsabilidad para proteger a las sociedades futuras.

Hemos de evitar caer en una nueva etapa de despotismo ilustrado mediado por los poderosos algoritmos de la IA. Un periodo en el que ya podemos saber quiénes tienen más riesgo de quedar excluidos, y quienes con toda seguridad se van a beneficiar de ello, más allá de los aspectos asistenciales.

¿Realmente vamos a implicar a las personas en el desarrollo de estas nuevas tecnologías que deben ir dirigidas a mejorar su salud y mejorar su vida? ¿Estamos seguros que los ciudadanos querrán relacionarse con el sistema de salud a través de la tecnología?

IA para ganar tiempo

Así que la respuesta debería ser tiempo. Necesitamos a la Inteligencia Artificial para ganar ese bien tan preciado que es el tiempo.

Y, ¿para quién? En primer lugar para los pacientes. Para que puedan gestionar mejor su salud, para que se eviten desplazamientos innecesarios. Para que tengan más y mejor información para gestionar su salud.

Pero también para los profesionales sanitarios. Necesitamos herramientas basadas en IA que liberen a los profesionales clínicos de la carga burocrática que les genera tecnoestrés. Y que también ellos recuperen tiempo para hacer lo que mejor saben, que es atender a los pacientes de sus pueblos y ciudades.

Tiempo para que los pacientes puedan sentir que los médicos y enfermeras les miran de nuevo a la cara. Eric Topol reconoce que la IA puede llegar a ser más empática que los profesionales. Y eso lo consigue precisamente porque la inteligencia artificial tiene todo el tiempo del mundo.

Por eso, en este 2025, la inteligencia artificial debe dar respuesta a estas preguntas. Generando nuevo conocimiento que regale tiempo a los pacientes y a los profesionales. Que agilice las tareas asistenciales, y que contribuya cada vez más a que los pacientes dejen su rol pasivo, y ejerzan de personas que entran en contacto con el sistema de salud. Un concepto que es fundamental ya en el diseño de las nuevas aplicaciones de la IA.

No será fácil, pero ahora que la IA ya está presente en nuestro día a día, hemos de tener claro cuáles son las preguntas, y podremos escoger que herramientas las responden de forma adecuada o no.

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