“La intensidad de este evento supera con creces la de cualquier nube de tormenta que haya estudiado”, señaló Kristopher Bedka, científico atmosférico de la NASA.
Científicos del Centro de Investigación Langley de la NASA publicaron recientemente un informe en el que aseguran que la columna de ceniza de la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, ocurrida el pasado 15 de enero en Tonga, se elevó a 58 kilómetros en su punto más alto y llegó a la mesósfera, la tercera capa de la atmósfera. De esta manera, se convirtió en la columna de erupción volcánica más alta jamás capturada por satélites.
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Los investigadores analizaron datos del Satélite Ambiental Operacional Geoestacionario 17 (GOES-17) de la NOAA y del Himawari-8 de la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (JAXA), que operan en órbita geoestacionaria y “estaban en una posición única” para observar la erupción.
“La intensidad de este evento supera con creces la de cualquier nube de tormenta que haya estudiado”, señaló Kristopher Bedka, científico atmosférico de la NASA que se especializa en el estudio de tormentas extremas. “Somos afortunados de que nuestra última generación de satélites geoestacionarios lo haya visto tan bien y podamos utilizar estos datos de formas innovadoras para documentar su evolución”, agregó.
Desde la agencia espacial señalan que, antes de la erupción en Tonga, la columna volcánica más grande conocida en la “era de los satélites” provino del monte Pinatubo, que arrojó cenizas y gas hasta 35 kilómetros sobre Filipinas en 1991.
“Cuando el material volcánico llega tan alto a la estratósfera, donde los vientos no son tan fuertes, la ceniza volcánica, el dióxido de azufre, el dióxido de carbono y el vapor de agua pueden transportarse por toda la Tierra”, explicó Konstantin Khlopenkov, científico del equipo Langley de la NASA.
De hecho, en apenas dos semanas la columna principal de material volcánico expulsado por el Tonga dio la vuelta al mundo, según los datos de los satélites.
Por su parte, Ghassan Taha, investigador del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, puntualizó que los aerosoles de la columna han continuado en la estratósfera durante más de un mes y podrían permanecer ahí por un año o más.
Si bien las emisiones volcánicas pueden afectar el clima local y global, Taha señaló que actualmente parece poco probable que la columna del volcán de Tonga genere efectos climáticos significativos porque tenía un bajo contenido de dióxido de azufre, gas que causa el llamado “invierno volcánico”.