Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, 19 de octubre, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) ha publicado un estudio sobre las necesidades y la calidad de vida en supervivientes en cáncer de mama, en el que han participado un total de 1.293 mujeres.

Entre otros datos, la AECC indica que el 64 % de las mujeres necesitaba atención psicológica; el 42 %, atención social; y el 19 %, atención sanitaria, como consecuencia de los efectos secundarios de los tratamientos.

El de mama, el tumor más frecuente en mujeres

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El cáncer, señala la AECC, es el problema sociosanitario “más importante del mundo”. En España hay un diagnóstico de cáncer cada 2 minutos y se calcula que para 2030 habrá más de 330.000 casos nuevos.

En el caso concreto del cáncer de mama es el tumor más frecuente en la mujer en todo el mundo. Según datos del Observatorio del Cáncer de la asociación, un total de 35.312 mujeres fueron diagnosticadas en España el pasado año.

Las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) indican que en 2024 habrá 36.395 nuevos casos de cáncer de mama.

El estudio de la AECC muestra que más de un tercio de las supervivientes de cáncer de mama (el 36 %), considera que su calidad de vida es mala por la presencia de problemáticas físicas, emocionales y sociales.

El tiempo que pasa desde la finalización de los tratamientos es un “aspecto determinante”: el 40 % de las las mujeres que han terminado la terapia hace menos de cinco años afirma tener una mala calidad de vida, mientras que baja al 24 %, cuando han pasado más de cinco años.

Malestar físico

Hasta el 46 % de las supervivientes de cáncer de mama encuestadas asegura que siente dolor con frecuencia, muy a menudo o siempre. La fatiga también es otro de los síntomas que afecta a la mitad de las mujeres con frecuencia.

Y los problemas cognitivos -como el deterioro de la memoria, la capacidad de aprendizaje o la concentración, entre otros- son, según el estudio, “una realidad bastante presente en las supervivientes de cáncer de mama”.

Entre otras cuestiones, sostienen que, mínimo de manera frecuente, tienen dificultades para concentrarse, mantener la atención durante un tiempo prolongado o recordar cosas.

Molestias en las articulaciones y en los músculos (72 %), calambres o debilidad muscular (55,7 %), y hormigueos o entumecimiento en los pies, manos o dedos (55,3 %) son otros de los síntomas físicos de las supervivientes de cáncer de mama.

Malestar emocional

Casi la mitad de las que han concluido el tratamiento activo (47,3 %) ha vivido situaciones que les han generado de forma frecuente emociones negativas.

No obstante, también experimentan emociones y estados de ánimo positivos, asegura el 90 % . Es “muy reducido” el porcentaje de supervivientes que declaran que nunca o pocas veces las han vivido.

El miedo a la recaída es una de las problemáticas que más citan las encuestadas. De hecho, dos de cada tres aseguran que lo sienten con frecuencia, muy a menudo o siempre.

En cuanto a la preocupación por la imagen corporal y la apariencia se da con relativa frecuencia en las mujeres encuestadas (50,8 %).

Relaciones sociales e interpersonales

El estudio alerta del “efecto devastador” que la enfermedad y el tratamiento para superarla pueden tener en las relaciones. En este sentido, el el 52,9 % de las participantes reconoce tener problemas sexuales.

Casi un tercio de las supervivientes encuestadas indica que ha evitado encuentros sociales y ha tenido dificultad para establecer nuevas relaciones.

El trabajo refleja, asimismo, que la preocupación de que un miembro de la familia sea diagnosticado de cáncer es el problema más nombrado por las supervivientes: el 72,7 % afirma que siente esta preocupación con mucha frecuencia.

Situación económica y laboral

El estudio de la AECC muestra que volver al mercado laboral es “todo un desafío”, así como conseguir vivir sin problemas económicos.

Tanto es así, que un 23,6 % de las supervivientes de cáncer de mama ha tenido problemas económicos.

La AECC ha analizado el impacto de la enfermedad con la comparación entre la situación laboral antes del diagnóstico y tras finalizar el tratamiento.

De esta forma, el 44 % de las supervivientes que trabajaban a jornada completa antes del diagnóstico ha vuelto a su situación anterior; el 17 % se ha jubilado; y para un 37,4 % ha empeorado su situación laboral tras el cáncer, o bien porque ha reducido su jornada, no tiene trabajo o tiene una incapacidad temporal o permanente.

Respecto a las mujeres que trabajaban por cuenta propia antes del diagnóstico, el 53 % vuelve a su situación anterior como autónoma.

Cerca del 50 % de mujeres desempleadas antes de conocer que tenía cáncer sigue en la misma situación una vez superado el tratamiento.

Un 66 % de las encuestadas afirma que ha tenido “impedimentos” para realizar su trabajo; un 53 % ha percibido falta de apoyo o comprensión por parte de compañeros o jefes; y el 68 % considera que la enfermedad ha limitado sus oportunidades laborales o su carrera profesional.

El 24 % de las supervivientes asegura que tras el alta médica se han visto obligadas a dejar de trabajar por la enfermedad. Un 12 % afirma haber sido despedida como consecuencia directa del cáncer.

Las necesidades

Con todos estos resultados, la AECC hace hincapié en “la necesidad de ofrecer asistencia y apoyo especializado a las supervivientes de cáncer de mama, adaptados a sus diversas necesidades”.

Asimismo, abunda, entre otros, en la importancia de “crear enfoques integrales que aborden tanto las secuelas físicas como el malestar emocional, permitiendo a las supervivientes una mejor adaptación y recuperación a corto, medio y largo plazo en todos los aspectos de su vida cotidiana”.

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