El uso clásico de las lentes de contacto, conocidas también como lentillas, ha sido básicamente para tratar la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia. Sin embargo, ya se están utilizando también para retrasar la miopía en niños e, incluso, para controlar la tensión ocular a través de microchips que, en breve, podrán vigilar la glucemia y problemas inflamatorios.

Lo explica a EFEsalud el presidente de la Sociedad Española de Contactología, Salvador García Delpech, con motivo del Día Mundial de las Lentillas que se celebró por primera vez el 15 de abril.

Solo en España, 2,5 millones de personas son portadores de lentes de contacto. Sobre todo las llevan las que tienen miopía, aunque también pueden usarlas aquellas con hipermetropía, astigmatismo e, incluso, prebiscia. Todo depende del paciente en cuestión, quien tiene que pasar por la consulta de un oftalmólogo para que evalúe su caso y concretar si es mejor llevar gafas o lentillas y dentro de éstas, qué tipo.

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“Lo más importante es el examen oftalmológico previo a cada persona, es el que va a decir si puede llevar o no lentillas, las horas que las tiene que llevar y el tipo que más se adecue a su ojo. Se personaliza no tanto en función de la lentilla sino del ojo”, apunta el doctor García Delpech.

Lentillas blandas, rígidas…

Blandas, rígidas, híbridas; de uso diario, mensual…cada tipo tiene unas características y mantenimiento. Están hechas de distintos materiales plásticos y será el oftalmólogo el que recomiende unas u otras.

Por ejemplo, abunda el presidente de la SEC, las blandas requieren más hidratación por lo que si las pones en un ojo seco, que de por sí necesita líquido, “va a robarle lágrima al paciente y no será bien tolerada, incluso puede lesionar el ojo”, por eso es tan importante la personalización.

Las lentillas se han usado y se usan también de forma terapéutica, como cuando el paciente tiene una erosión en el ojo y, “como si fuera como un vendaje”, le ayuda a la recuperación.

Y como medicación: “pones unas gotas en la lente de contacto de antibiótico y consigues una liberación lenta de ese producto”.

La cosmética es otra utilización de la lente en lo casos en los que tras un traumatismo, el ojo ha quedado con un iris roto, y se coloca una lentilla del color similar.

Retrasar el crecimiento de la miopía

“Ahora hay nuevo usos”, asegura García Delpech, como el control de la miopía en niños. Y es que éstos también pueden llevar lentes de contacto, todo depende de si las usan bien y las familias también contribuye al buen uso.

“Hay un diseño en lentes de contacto que sirve para retrasar el crecimiento de la miopía y solo sirve en el momento del crecimiento, con niños desde 6 años y hasta jóvenes de 20”, explica el doctor.

Nuevos horizontes

Pero, hay más. Hay un cambio “muy importante” en la evolución de las lentillas. Se han diseñado microchips que van dentro de las lentes blandas – que tienen que ser algo más gruesas- para hacer una medición continua de la tensión del ojo durante varias horas, como un holter del corazón.

El presidente de la SEC ya las ha utilizado en pacientes.

Y se están investigando y probando otros microchips para diversas funciones, como controlar la glucemia -el nivel de azúcar en sangre- en las personas diabéticas y también controlar factores inflamatorios que hay en la película lagrimal.

En estos últimos casos están en fase experimental. Por ejemplo en cuanto a la medición de la inflamación ocular, se podría conocer inflamaciones generales como la artritis o las inflamaciones crónicas intestinales que pueden desarrollar alteraciones en la película lagrimal, con lo que se podría hacer un diagnóstico precoz de estas patologías “complicadas de manejar”.

“Es el principio de un avance que hará que haya muchas más opciones, es el principio de algo que no sé hasta dónde va a llegar”, afirma el presidente de la SEC. Y será en un periodo corto de tiempo.

Se trata de chips que mandan información a un software y los datos se pueden consultar casi en directo.

Los peligros de las lentillas

Al margen de ésto, el experto hace un llamamiento al buen uso de las lentillas para evitar infecciones.

Lo más sano para el ojo son las lentillas diarias, las desechables, siempre que se puedan llevar.

En el caso de las mensuales, hay que quitarlas todas la noches y lavarlas. “No se puede dormir con ellas”, advierte García Delpech.

Tanto las lentillas rígidas como las blandas se pueden romper. Si pasa, lo normal es que la persona que las lleva lo note; en esos casos hay que quitárselas y acudir al oftalmólogo.

Y otro de los peligros, sobre todo de las blandas, es ponerlas en contacto con el agua dulce como piscinas o ríos. Hay un microorganismo, una ameba que crece y puede desarrollar una queratitis amebiana, que es poco frecuente pero tan grave que se puede llegar a perder el ojo.

“Todos los años en cualquiera de los hospitales grandes de España se tiene que quitar un ojo, hacer dos o tres trasplantes de córnea por esta infección”, subraya el doctor.

También destaca casos por ejemplo de personas que se van de viaje o acampada y se olvidan los líquidos de las lentillas y las ponen en agua por la noche cuando se las quitan. “Al día siguiente esas lentes estarán llenas de ameba”, incide García Delpech.

Por eso, en general no hay que poner las lentillas en contacto con el agua dulce, tampoco en la ducha.

Para el uso, recomienda lavarse y secarse las manos antes de ponérselas.

Otro consejo del doctor, al margen del uso de las lentillas y que favorece la salud ocular para evitar futuras miopías, es descansar cada veinte minutos la vista para mirar durante veinte segundos a una distancia de unos seis metros.

De esta forma entrenamos al ojo para ver de lejos y no solo de cerca por estar con el ordenador, el móvil o la tableta, según el presidente de la SEC.

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