Una de las principales preocupaciones sobre las infecciones de transmisión sexual (ITS) es el incremento de los casos en adolescentes y jóvenes de los 15 a los 24 años. Los expertos advierten sobre esta situación y recalcan la importancia de ofrecer información y animar a este grupo de edad a consultar para evitar contagios.
La jornada “Salud sexual y educación: Un diálogo abierto sobre ITS” celebrada esta semana en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz fue un encuentro con distintos especialistas para ofrecer información clave a familias y equipos docentes sobre como lidiar con ITS y adolescentes y abordar los posibles retos.
El doctor Alfonso Cabello, especialista de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, explicó el aumento de la incidencia de casos en los adolescentes, aunque recalcó que las ITS no es solo una cuestión de la población juvenil, si no que nos incumbe a todos.
Señaló que los casos de clamidia y gonorrea en mujeres de entre 15 y 19 años han aumentado 4 veces de 2016 a 2023.
También subrayó Cabello que ninguna relación sexual queda exenta de transmisión: “Asumimos que mantener relaciones con penetración conlleva más riesgo, pero igualmente aunque sea un juego sexual y no llegue a haber penetración existe la posibilidad de contagiarse”.
Este especialista explicó que la mejor forma de prevenir las ITS es a través de una adecuada educación e información.
Señaló que los adolescentes carecen, en muchos casos, del conocimiento necesario sobre este tema, y destacó la importancia de que padres, profesionales sanitarios y docentes asuman la responsabilidad de proporcionársela.
¿Por qué no consultan los adolescentes?
Sólo el 14,8 % de los adolescentes entre 15 y 19 años acudieron espontáneamente a consulta, la mitad que entre los adultos (27 % de los mayores de 19 años).
Este es uno de los datos que compartió la doctora Ana Belén Jiménez del Servicio de Pediatría y de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
La doctora indicó las características que hacen especialmente vulnerables a los adolescentes a las ITS y que provocan que no consulten.
- Tienen múltiples parejas.
- Hay una falta de percepción del riesgo. Piensan que a ellos no les va a ocurrir.
- Poseen una dificultad de comunicación. Es muy difícil la comunicación con sus referentes adultos.
- Tienen mucha información pero poco acceso o dificultad para discernir las fuentes apropiadas.
- Tienen una gran necesidad de confidencialidad.
Más preocupados por el embarazo que por las ITS
Además, los adolescentes no consultan por acciones preventivas, pues no tienen esa sensación de peligro.
Únicamente cuando presentan síntomas o tienen sospecha de embarazo.
Y es que los jóvenes parecen más preocupados por el embarazo que por las infecciones de transmisión sexual.
Según la encuesta INJUVE 2019, el 80 % de los adolescentes señalan que el preservativo es el método preferido a la hora de mantener relaciones sexuales. Sin embargo, el 37 % reconoce no haberlo utilizado en alguna ocasión en el último año.
¿Por qué?
- Han usado otro método anticonceptivo, lo que demuestra que hay más preocupación por un embarazo no deseado que por una infección de transmisión sexual.
- Conocían suficiente a la persona. Interpretan que pedir el método de barrera es una falta de confianza.
- El miedo a no sentir tanto.
- El deseo incontrolado.
Una agenda oculta
Además, los adolescentes tienen una agenda oculta. ¿Qué quiere decir esto?
La doctora Jiménez explicó que, por ejemplo, una niña de 16 años acude a consulta por un dolor de tripa y después de realizarle todas las pruebas pertinentes y darle el alta, la adolescente indica que quizás el dolor pueda ser porque lleva meses manteniendo relaciones sin protección.
“En el fondo, ella venía a consultar por ese motivo, por un embarazo, pero no es lo primero que dicen. Ellos cuentan cualquier cosa que no es realmente lo que les pasa, y ya posteriormente analizan el entorno para ver si se atreven a decirlo”, indica la experta.
En este sentido, señala la responsabilidad de los sanitarios de ser sensibles a estos casos.
“Tenemos que hacer un abordaje por oportunidad. Cualquier oportunidad hay que aprovecharla y ser capaces de orientar al paciente al sitio correcto”, subrayó la especialista.
Y los que consultan, ¿dónde lo hacen?
La doctora de la Fundación Jiménez Díaz explicó que hay múltiples opciones para consultar sobre ITS como en el pediatra hasta los 14 años o en el ginecólogo que suele visitarse antes de empezar a tener relaciones sexuales.
Pero, realmente, de los pocos adolescentes que consultan sobre ITS, la mayoría lo hacen en urgencias.
Además, suelen consultar por la noche o en un horario en el que los padres saben que no va a estar en casa y están con sus iguales. De hecho, suelen consultar acompañados de sus iguales.
Esto se debe a esa preocupación por la confidencialidad, una de las barreras de acceso al sistema sanitario en estos casos.
“Los adolescentes tienen mucho miedo a que sus padres se enteren de que han comenzado a tener relaciones sexuales. Incluso en algunos casos no quieren que se enteren sus iguales”, destacó la especialista.
También, otras de las barreras son la falta de concienciación y el desconocimiento de los recursos.
“Cuando le preguntas al adolescente si sabe como funcionan las ITS te dice que le pones una inyección y automáticamente se cura. No tienen conciencia de infecciones a largo plazo, porque ellos piensan en otro tipo de ITS”, explicó la experta.
La salud mental de los adolescentes en las ITS
La enfermera especialista Marta Ruiz Hernández, del Servicio de Psiquiatría Hospital Universitario Rey Juan Carlos (HURJC), alertó que en ocasiones los profesionales abordan la parte física y se deja a un lado la repercusión emocional que puede tener el paciente, algo muy importante sobre todo en los adolescentes.
Las ITS además de daños fisiológicos pueden causar:
- Depresión: La carga emocional y el estigma asociados pueden llevar a la depresión. El diagnóstico de una ITS puede ser extremadamente traumático, lo cual puede requerir asesoramiento psicológico para ayudar a la persona a aceptar su situación.
- Ansiedad: La incertidumbre sobre el futuro y las posibles complicaciones físicas y mentales pueden generar altos niveles de ansiedad.
- Pérdida de autoestima: Sentirse avergonzado o culpable por tener una ITS puede tener un impacto negativo en la imagen que la persona tiene de sí misma.
- Trastornos del estado de ánimo: Algunas ITS como la sífilis o el VIH pueden afectar el funcionamiento del sistema nervioso central, lo cual puede desencadenar trastornos del estado de ánimo.
- Problemas de relación: El miedo al rechazo y la necesidad de revelar la enfermedad a las parejas sexuales pueden generar conflictos y estrés emocional adicional, además de aislamiento.
¿Qué podemos hacer desde la posición de padre para prevenir las ITS?
La enfermera animó a romper el hielo:
- Aprovecha el momento y lugar adecuado.
- Habla pronto y con frecuencia.
- Habla con sinceridad.
- Se directo, usa un lenguaje claro.
- Considera la perspectiva de tu hijo adolescente.
- No te centres solo en los hechos, céntrate en el bienestar.
- Fomenta la prevención y el autocuidado.
- Sugiere seguir la charla en otro momento.
¿Y si mi hijo se ha infectado?
- Escucha sin juzgar
- Informaros juntos sobre la infección.
- Ayúdale a buscar tratamiento.
- Conversa sobre la prevención para el futuro.
- Mantén la comunicación abierta, el apoyo.
La especialista destacó la importancia de recordar que:
- Cada vez que hay relaciones sexuales sin condón o barrera bucal, se ponen en riesgo de contraer una ITS.
- Las ITS no siempre tienen síntomas.
- Es muy sencillo solicitar un examen de detección de las ITS si tenemos sospecha.
- Algunas ITS pueden prevenirse mediante vacunas, que tus hijos estén vacunados o infórmales sobre la posibilidad de hacerlo.