Un reciente estudio demuestra que la enfermedad de Parkinson puede presentar una sintomatología u otra según el sexo del paciente. Los factores genéticos, hormonales, neuroendocrinos y moleculares pueden ser los responsables de estas diferencias.

El sexo es un criterio diferencial en el paciente de párkinson: hombres y mujeres no presentan la misma sintomatología.

Esa es una de las principales conclusiones que recoge un estudio realizado en España con una muestra de 681 pacientes, en el que se pretendía conocer cómo los síntomas motores y no motores, además de la calidad de vida del paciente, pueden variar en función de esta variable.

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Esta investigación, impulsada por el Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento (GETM) de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y publicada en la revista “Journal of Clinical Medicine“, es el primer estudio que analiza la enfermedad desde este prisma. Realizado en España es uno de los más importantes a escala mundial.

Así lo determina Diego Santos, principal autor del estudio y miembro del GETM, que explica la razón que se halla tras esta premisa.

“Diferentes factores genéticos, hormonales, neuroendocrinos y moleculares parecen estar implicados en las diferencias en la patogenia de la enfermedad de Parkinson entre hombres y mujeres”, asegura el experto.

Por ello se sabe que la incidencia y prevalencia de la enfermedad de Parkinson es entre 1,2 y 2 veces mayor en hombres que en mujeres y que el inicio de la enfermedad en mujeres es ligeramente más tardío que en hombres, la cuestión es saber cómo todo esto influencia sobre el paciente.

El sexo como criterio diferencial

De esta forma, a partir del análisis de las diferencias entre 410 hombres y 210 mujeres, el estudio intenta dar respuesta a la hipótesis planteada.

Algunas de las conclusiones de este estudio son las que se recogen a continuación.

En el caso de las mujeres

Los síntomas más frecuentes en mujeres son…

  • Depresión. Se estima que las mujeres tienen casi el doble de probabilidades de sufrir depresión que los hombres. De ahí que en mujeres sea más común el consumo de antidepresivos y benzodiazepinas (empleadas para la ansiedad, insomnio y convulsiones).
  • Fatiga. Las mujeres presentan mayores posibilidades de sufrir una discapacidad funcional, es decir, problemas motores que condicionan su día a día.
  • Dolor. Intrínsecamente relacionado con la discapacidad funcional antes mencionada. También es más común en el sexo femenino el consumo de analgésicos, aunque en dosis más bajas. Aunque, eso sí, si se tiene en cuenta el peso del paciente, la dosis es la proporcional.

En el caso de los hombres

Por otro lado, al hablar de hombres, se vislumbra que el perfil del paciente suele presentar tabaquismo o mayor consumo de alcohol. Al margen de esto, los síntomas más comunes suelen vincularse a los problemas no motores como:

  • Hipomimia. La hipomimia, es decir, la disminución en la expresión facial es uno de los síntomas de párkinson más frecuentes en el sexo masculino.
  • Problemas del habla. Problemas en el ritmo del habla, la forma o el discurso (más monótono, con patrones diferenciados).
  • Rigidez. Esta rigidez se puede dar en cualquier parte del cuerpo
  • Hipersexualidad. Es otro de los problemas no motores que presentan ciertos individuos con párkinson.

La importancia de estudiar estas diferencias

Desde la SEN se pone de manifiesto el valor de estudiar las diferencias entre hombres y mujeres.

Y es que si no presenta una sintomatología equiparable ni se vive de la misma forma, el tratamiento no puede ser el mismo.

La clave, indica el doctor Santos, es ahondar en las diferencias.

“Creemos que es importante conocer todas estas diferencias porque conseguiremos adaptar mejor los tratamientos, predecir mejor sus resultados y, en general, mejorar la atención de nuestros pacientes”, señala el experto.

Porque a mayor conocimiento de las diferencias que existen en la progresión del párkinson por sexo y las necesidades individuales y sociales, mayor avance en la materia.

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