Regresamos de vacaciones y, en muchos casos, la piel bronceada presenta la huella de una excesiva exposición al sol: aparecen las manchas. ¿Cómo eliminarlas? ¿Cuándo es el mejor momento para el tratamiento? ¿Se pueden prevenir? La dermatología nos da las respuestas.
Las manchas en la piel originadas por el sol más comunes son los lentigos, pero también hay otras, el melasma, muy habituales, que se agravan con los rayos solares aunque no las causen, explica a EFEsalud el dermatólogo Dídac Barco del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
Mejor perder el bronceado antes de tratar los lentigos
Los lentigos solares son las pigmentaciones más frecuentes tanto en hombres como en mujeres.
“Son las manchas propias del sol acumulado desde la infancia: las células van sumando mutaciones genéticas ocasionadas por la radiación ultravioleta y su aspecto se torna heterogéneo, formando pequeñas manchas redondas y marrones que abundan en la cara, el escote, los hombros y el dorso de las manos”, explica el médico.
Actualmente, la mejor manera de eliminar los lentigos es con tratamientos son sistemas lumínicos como el láser o luz pulsada intensa (IPL) ya que son escasos los resultados con tratamientos tópicos, medicamentos aplicados directamente sobre la piel.
Los sistemas lumínicos queman la mancha con un pequeño destello, dejan una ligera costra y al cabo de una semana termina desprendiéndose y desapareciendo esa hiperpigmentación.
“Para que estos dispositivos sean más efectivos y haya menos riesgo de efectos adversos, hay que poner las cosas fáciles, y para eso es mejor que el fondo de la piel esté más blanco y la mancha oscura”, apunta el médico.
Por esa razón, el momento ideal no es justo después de volver de las vacaciones de verano, sino dejar pasar unos meses para que la piel recobre su tono más claro y las manchas destaquen.
“Hay que esperar para iniciar el tratamiento hasta octubre y no ir más allá de marzo o abril”, antes de que la primavera nos invite a tomar el sol de nuevo, señala el dermatólogo.
Durante el proceso, entre una y tres sesiones, hay que proteger la piel, cubierta en la medida de lo posible y protegida del más mínimo rayo de sol.
“Lo ideal es que en las semanas después de hacer el tratamiento, no nos toque el sol para no tener riesgo de hiperpigmentar. Es decir, que las manchas se vuelvan a poner igual o más oscuras”, señala el también director de la clínica Corium Dermatology en Barcelona.
Tras las sesiones, en casa se debe aplicar sobre la piel cosméticos a base de retinoides, vitamina C o alfahidroxiácidos que mantiene los resultados y reduce los riesgos de aparición de nuevos lentigos.
“Los lentigos pueden eliminarse por completo con sistemas lumínicos, pero éstos no evitan que al cabo de un tiempo puedan aparecer otros causados por el sol acumulado desde que somos pequeños. Lo habitual es tener que realizar una sesión anual o bianual para mantener la piel con un aspecto homogéneo en cuanto a color”, explica.
No confundir los lentigos con las pecas, efélides en término médico. Estas tienen un origen genético y, aunque no están causadas por el sol, se hacen visibles con la exposición solar en personas de piel más blanca, pelo rubio o pelirrojo y ojos claros, tanto en la cara como en brazos o escote, las partes más expuestas.
El melasma, propio de las mujeres
Otra de las manchas de la piel más frecuentes es el melasma, unas pigmentaciones marrones grandes que suelen aparecer en el bigote, al frente o las mejillas de las mujeres jóvenes.
“El sol no es la causa, pero igual que un pastel casi siempre está dulce, un melasma casi siempre tiene exposición solar detrás”, detalla. Y precisa: “¿Se puede tener un melasma en invierno? Sí. ¿Se puede tener un melasma si vives en Alaska y no te da el sol? Sí”.
El origen del melasma no se conoce, como ocurre con otras patologías de la piel, “porque en dermatología, todo lo que no sea una infección y conozcas la bacteria que la causa, no conocemos el origen de muchas enfermedades, ni de la psoriasis, ni de la dermatitis atópica, ni de la alopecia areata….”
Pero sí hay evidencia de que existe una influencia hormonal: “En el 95 % de los casos ocurre en mujeres en edad fértil. Es más frecuentes en aquellas que toman anticonceptivos o durante el embarazo”.
También se conoce que el melasma es más frecuentes en mujeres con piel más oscura, pelo y ojos negros.
Muy raramente aparece en hombres y si lo hace es pacientes de piel negra.
Preparados tópicos para mantener el melasma a raya
La exposición a la radiación ultravioleta por parte de una piel inflamada y sensible a las hormonas “hace que la tonalidad incremente muy considerablemente de forma rápida”, advierte Dídac Barco.
El melasma se trata con preparados tópicos despigmentantes (fórmulas magistrales elaboradas de forma personalizada) junto con ácido tranexámico oral, “que ha supuesto un antes y un después en el manejo de esta patología, y solemos recomendarlo en verano en casos especialmente rebeldes”.
Puede complementarse con peelings químicos y con sistemas lumínicos, aunque en este último caso, el dermatólogo advierte de que en un primer momento puede parecer que responde pero al cabo de un mes se puede producir una especie de efecto rebote y empeorar.
En general, el melasma que responde favorablemente suele mejorar en pocas semanas y requiere tratamiento crónico con cosméticos y fórmulas magistrales para evitar que se manifieste lo mínimo posible. “Normalmente, el melasma suele mejorar con el paso del tiempo, puesto que es propio de la edad fértil”, recuerda el doctor.
Otras manchas en la piel no tan comunes
Otras pigmentaciones en la piel causadas por el sol pero tan comunes son las hipomelanosis, unas manchas blancas generalmente en la parte inferior de las piernas y en los antebrazos.
“La piel se ha expuesto tanto al sol que se ha acabado el pigmento, son como canas, ya no queda más pigmento en en esa zona”, apunta el dermatólogo.
No hay grandes remedios para este tipo de manchas: “Algunos peelings o láseres fraccionados pueden ayudar a mejorar, pero es excepcional que lleguen a desaparecer. Son como las canas…¿Cómo hacemos para recuperar el color del pelo? Pues de momento no sabemos”.
¿Cómo prevenir?
Controlar la exposición solar ayuda a prevenir la aparición de estas manchas en la piel evitando horas de máxima incidencia de radiación, uso de protectores solares físicos y químicos, así como una dieta rica en antioxidantes (frutas y verduras, sobre todo) minimizan su velocidad de aparición.
La radiación ultravioleta provoca la acumulación de mutaciones genéticas que derivan en lesiones dermatológicas y se sabe que “tanto la luz pulsada como los láseres fraccionados revierten mutaciones genéticas y se está viendo en los últimos años que estás herramientas hacen prevención del cáncer de piel de tipo epitelioma, no de melanoma, sino de tipo epitelioma”, informa el dermatólogo de la AEDV.
Y por ahí avanza la investigación, ver qué tipo de mutaciones genéticas que causan lesiones responden a los sistemas lumínicos.










