Los trastornos del sueño afectan cada día a más personas y se han situado entre los principales problemas de salud pública. La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y la Alianza por el Sueño han realizado una encuesta a 549 médicos de Atención Primaria que refleja cifras en el aumento del insomnio y problemas de descanso entre estos profesionales.

De los médicos participantes en dicho estudio el 46,27 % tenía entre 56-70 años, el 36,07 % estaba en la franja de edad de 41-55 años y el 16,94 % entre 26-40 años.

En este sentido, en su mayoría participaron médicos de familia en activo laboralmente (89,07 %) pero también retirados (7,10 %) y profesionales en baja situación laboral (3,83 %). Además, la distribución por géneros de la encuesta es 72 % mujeres y 28 % hombres.

Entre los principales factores que destaca el estudio como determinantes de este aumento del insomnio son la carga de trabajo (76,32 %), el escaso reconocimiento profesional (46,99 %), los problemas con los usuarios (37,34 %), el mal clima laboral (35,34 %), los problemas con su salud (26,78 %), problemas de inseguridad laboral como la temporalidad (20,04 %) y los problemas económicos (17,49 %).

Dormir poco, mal o no lo suficiente, afecta en la funcionalidad diurna de los pacientes y tiene consecuencias negativas en la función cognitiva, las relaciones personales, la gestión emocional, la toma de decisiones y la productividad laboral.

“El insomnio se asocia al deterioro de la calidad de vida relacionada con la salud mental y física, generando un alto impacto sobre quienes lo padecen”, explica el doctor Lorenzo Armenteros, coordinador del estudio y miembro del Grupo de Trabajo Salud Mental de la SEMG y de la Alianza por el Sueño.

Insomnio y profesionales sanitarios

A pesar de que el insomnio afecta más durante la noche, se trata de una enfermedad activa las 24 horas, ya que al problema de la falta de sueño nocturno se asocia a una somnolencia diurna que influye en la actividad diaria.

El insomnio provoca cansancio, fatiga, irritabilidad, incapacidad de gestionar emociones y tiene un alto impacto en calidad de vida y el día a día de las personas que lo sufren.

El insomnio está estrechamente relacionado con la ansiedad y la depresión y es un factor de riesgo de suicidio. Además, también se asocia con factores medioambientales como la exposición lumínica (pantallas, luces de las ciudades), ruido medio ambiental, así como situaciones estresantes o exigentes, como las que vivimos actualmente.

Según al encuesta realizada por SEMG el 10,4 % de los médicos de familia tenían ausencia de insomnio clínico, el 52,6 % de insomnio subclínico, el 32,9 % de insomnio clínico y el 4% de insomnio grave.

En este sentido, según los resultados de la encuesta de SEMG y Alianza por el Sueño, el 49,9 % de los profesionales declaraban que el insomnio afecta a su productividad laboral.

El 40,8 % considera que impacta en su nivel de atención al paciente y el 12,6 % afirma que el insomnio le ha afectado a su carrera profesional. Además, el 85 % declara que los días posteriores a sufrir insomnio sienten mayor fatiga e incluso el 54 % reconoce cometer más errores en su ejercicio laboral.

Gestionar la falta de sueño

La elevada carga laboral en la Atención Primaria y su efecto sobre la productividad, lleva a los médicos que sufren insomnio a gestionar este problema de salud con medicamentos, según recoge esta encuesta.

El 51 % de los médicos de Atención Primaria que padecían insomnio afirma consumir medicación para paliarlo, siendo los ansiolíticos (tranquilizantes) las sustancias más utilizadas, seguidos de hipnosedantes.

En este sentido, a los 280 profesionales que respondieron que consumían estos fármacos se les preguntó sobre el tiempo de consumo, siendo el 70,7 % los que llevaban más de un año y el 29,9 % menos de un año consumiéndolos.

De estos, el 84,3 % declaran que el trabajo le influye a la hora de consumir estas sustancias psicoactivas y el 85,4 % de los encuestados respondieron que no existe ninguna iniciativa de promoción de la salud y prevención de consumo de sustancias adictivas como los hipnosedantes en su trabajo.

Insomnio: salud y relaciones sociales de los médicos de familia

Otro de los apartados de la encuesta analiza cómo afecta el insomnio en la salud de los profesionales y en sus relaciones sociales.

En este sentido, el 64,3 % de los participantes declara que el insomnio le ha afectado a su salud mental, mientras que el 58,3 % en su salud física.

En lo que concierne a las relaciones sociales, el 37,7 % declara que el insomnio le afecta a su relación con la familia, la pareja o sus amigos.

La doctora Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de la SEMG, afirma que tenemos que ayudar a nuestros profesionales a proteger su derecho a descansar y reducir estas cifras de insomnio.

“Las alarmantes conclusiones de este estudio, que ponen de manifiesto una vez más los problemas que vive la Atención Primaria, hacen necesaria la puesta en marcha de acciones urgentes por parte de las Administraciones y gestores en la puerta de entrada al Sistema Nacional de Salud, y más teniendo en cuenta los problemas de recambio generacional existentes en la especialidad de Medicina de Familia” sostiene.

“También es importante impulsar estilos de vida saludable, factor que influye en la gravedad de insomnio” explica la doctora Isabel Paúles, coordinadora del Grupo de Trabajo Estilos de Vida y Determinantes de Salud de la SEMG.

En este sentido, desde SEMG y Alianza por el Sueño solicitan estrategias de reconocimiento profesional y programas internos de cuidado, de recomendación de hábitos de higiene de sueño o la capacitación en habilidades de afrontamiento emocional en la gestión del día a día de los médicos de Atención Primaria.

Seis propuestas de mejora del insomnio en los médicos de familia

  • Establecer programas de prevención y evaluación de riesgo que incluyan el cuidado del sueño en los médicos de familia.
  • Campañas de promoción de estilos saludables con el sueño y gestión emocional.
  • Programas de prevención y de prescripción de sustancias psicoactivas.
  • Mejorar el entorno laboral sobre todo en aquellos que tengan insomnio.
  • Instaurar programas de apoyo o asistencia desde los servicios de prevención laboral.
  • Mayor acceso a los profesionales en la salud mental dentro de la sanidad pública para mejorar la gestión de las alteraciones emocionales.
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